El condado de Wiltshire contiene 148 de los 260 túmulos alargados que cuenta Gran Bretaña. El West Kennet Long Barrow es uno de ellos y se sitúa al sur de Silbury Hill. Para llegar hasta él es necesario andar un sendero cuyo inicio se encuentra junto al pequeño aparcamiento de dicha colina. Es precios ir abriendo pequeñas puertas pertenecientes a los cercados de los diferentes cultivos. Tras aproximadamente 2,5 kilómetros y 15 minutos avanzando llegamos a la entrada de la tumba. Uno de los aspectos que más desconciertan es que este tipo de tumbas son muy largas, sin razón aparente.
Se trata del segundo túmulo más largo de Gran Bretaña (el primero es East Kennet Barrow), es uno de los más impresionantes y mejor conservados de las islas británicas. El montículo en sí, del cual sólo una pequeña parte pertenece a la cámara funeraria, se extiende 100 metros desde el este al oeste, teniendo una altura de 2,4 metros. Para su construcción se empleó tierra de dos trincheras cavadas a ambos lados del montículo, las cuales tenían originariamente 4,3 metros de profundidad, aunque con el paso del tiempo se han ido llenando de material.
La zona funeraria representa sólo un cuarto del total del túmulo, se extiende sólo 10 metros en el montículo y consta de cinco cámaras separadas. Presenta grandes bloques de piedras, las más grandes fueron traídas desde colinas cercanas, mientras que las de menor tamaño parecen proceder de un lugar a más de 30 kilómetros de distancia de aquí. El perímetro exterior de la entrada posee una hilera de piedras (reposicionadas en el año 1956) cuya función era la de sellar la tumba.
Al entrar lo primero que vemos es un patio semicircular, el cual cuando la tumba estaba en uso para los entierros, seguramente sería el lugar donde se realizarían las ceremonias funerarias. Desde aquí parte un estrecho pasillo en el que vemos dos cámaras a cada lado y una más grande con forma poligonal de 2,3 metros de altura en su extremo.
Se cree que fue construida alrededor del año 3500 a.C., estando en uso durante más de mil años, hasta el 2200 a.C., cuando finalmente fue rellenado todo el interior con tierra y piedras y fue sellado con los enormes bloques de piedra sarsen que actualmente custodian la entrada. Estos hechos se produjeron justo cuando se estaba comenzando a construir el gran círculo de piedras de Avebury, probablemente por un cambio de mentalidad en las creencias y en la religión.
La historia moderna del West Kennet Long Barrow comienza con John Aubrey, quien incluyó un boceto del túmulo en Monumenta Britannica en 1665. En esa época el monumento estaba siendo saqueado por un médico local con el propósito de hacer medicinas. El doctor Toope escribió a Aubrey en 1685 para decirle que con ayuda de obreros había conseguido sacar muchos huesos con los que hizo una pócima que aliviaba muchos de los dolores de sus vecinos.
Otro famoso anticuario de la zona, William Stukeley, realizó dibujos más exactos del túmulo entre los años 1720 y 1724, en el que se muestran la zanja y las posiciones de las piedras. Stukeley estaba bastante enfadado con los daños causados por el médico, cuyo apodo era "Dr. Took", y llegó a escribir sobre él: “el doctor Took, como lo llaman, ha desfigurado miserablemente el South Long Barrow, cavando en la mitad de ella.”
Posteriormente la tumba fue excavada en 1859 por Thurnam y nuevamente lo fue entre los años 1955-56, cuando se encontraron las cámaras laterales que no fueron descubiertas con anterioridad, por ello conserva la forma original de cómo la dejaron hace 4000 años. En esa época también fue restaurada, dándole el aspecto actual. Las últimas excavaciones revelaron que las cámaras laterales se encuentran dentro de un triángulo isósceles imaginario, cuya altura es el doble de la longitud de su base.
La tumba contenía ajuares funerarios de varios tipos, incluyendo cerámicas (se encontraron fragmentos de 250 vasijas diferentes), cuencos hechos de hueso, piedra y conchas, herramientas de sílex y huesos de animales. La cerámica encontrada está datada en un largo intervalo de tiempo, desde el Neolítico temprano hasta el tardío. A pesar de ello se piensa que se han perdido importantes piezas durante el siglo XVII, cuando también fueron destruidas una cantidad importantes de piedras de Avebury, ya que el sitio arqueológico había sido abierto y parte de su contenido había sido destruido.
De cualquier forma, durante las excavaciones se reveló que casi 50 personas de diferentes edades (desde bebés a ancianos) fueron enterrados aquí. Quizás estas personas pertenecían a una élite gobernante de la comunidad agrícola que hizo de la zona de Avebury su lugar de residencia fija. Al parecer los cuerpos se enterraban según su grupo social: la cámara oeste era el lugar principalmente de los varones adultos, las cámaras del nordeste y noroeste era un lugar mixto para los adultos, la del sureste para los ancianos, y la del suroeste para los niños.
Las investigaciones también concluyen que los huesos, especialmente los de las piernas y cráneos, fueron desplazados a otros lugares para usarlos, aunque el significado de ello y sus ceremonias probablemente nunca las lleguemos a saber completamente. Se ha sugerido que los cuerpos fueron primeros expuestos a la putrefacción en otros lugares apartados, tal vez el Sanctuary, o alguna parte de los complejos rituales que se encontraban en Windmill Hill.
También se ha deducido que en algún momento todos los huesos se pusieron en orden de tal manera que había una hilera de cráneos en la cámara suroeste y montones de vértebras y huesos largos en las otras cámaras. Por otro lado, el último entierro que tuvo lugar aquí, fue el de un anciano, colocado en la cámara del noreste, fallecido por una punta de flecha que tenía incrustada en su garganta.
West Kennet Long Barrow también tiene leyendas. Una de ellas cuenta que el montículo es visitado cada Noche de San Juan por una figura espectral blanca de un sacerdote acompañado por un perro con orejas rojiblancas. Existe una pequeña posibilidad de que esta leyenda sea el resultado de la memoria popular colectiva de un evento ritual, o al menos, de un acontecimiento importante que se celebraba en la tumba.
La extraña atmósfera de la oscura cámara funeraria y su asociación con leyendas como ésta, ha hecho que el lugar sea frecuentado por practicantes de la magia negra y ocultistas. Por ello, es probable que, cuando estés andando por su interior y encuentres restos de velas o de cera (sobre todo negra) y restos de incienso, la noche anterior había tenido lugar alguno de sus rituales.
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