AVEBURY

UNA ¿COLINA? NEOLÍTICA


Esta colina con forma de pirámide circular, forma parte del complejo de monumentos neolíticos alrededor de Avebury. Se compone principalmente de caliza de creta (o tiza) y arcillas. Su cumbre plana posee 30 metros de diámetro, el montículo cubre alrededor de 2 hectáreas, tiene un diámetro total que abarca los 167 metros y una altura de alrededor de 40 metros. Con estas medidas estamos ante el monte realizado por el hombre más alto de la prehistoria europea y uno de los más grandes del planeta.

Se calcula que se construyó hace unos 4.759 años, para lo cual se empleó a más de 500 hombres trabajando durante alrededor de 15 años. Se trata de un claro ejemplo de habilidad técnica y gestión de los recursos y la mano de obra. Incluso se ha especulado que durante el Neolítico tardío pudo haber existido una élite de poder teocrático autoritario con capacidad de control sobre la población de esta zona de Inglaterra.

En primer lugar fue construido un montículo más pequeño que, según las pruebas de carbono, data aproximadamente del 2.400 a.C., el cual consta de un núcleo de ripio (relleno de barro, piedras, césped, musgo, tierra vegetal, etc...) contenido por un revestimiento de estacas y rocas sarsen. Seguidamente se van alternando sobre aquél capas de escombros, tiza (material excavado de la zanja que lo rodea) y tierra. Una vez rellenado, se comenzó a añadir a la estructura material de otros lugares para conseguir la altura final.

Sin embargo, inicialmente las fisionomías de la colina eran totalmente circulares, mientras que la cumbre tenía un perfil redondeado. Existen indicios de que la parte superior fue aplanada en época medieval para proporcionar una base a un edificio, tal vez alguno con carácter defensivo. En la cumbre hay restos de escalones que posiblemente daten de la última fase de construcción.

Se cree que esos escalones pertenecían a un camino en espiral que rodeaba varias veces el cuerpo de la construcción y que partía desde la base y ascendía hasta la cima, para facilitar el transporte de los materiales y que, una vez finalizado el monumento, serviría como recorrido procesional. Es probable que por aquí pasaran los sacerdotes realizando una procesión que simboliza la vida (zona inferior) y la muerte (zona superior). Con el paso de los siglos, el camino en espiral fue desapareciendo, dándole a la construcción la forma cónica que vemos en la actualidad.

Su función se encuentra en un intenso debate. Para buscar respuestas a lo largo de los siglos la colina de Silbury ha sido objeto de excavaciones e investigaciones. John Aubrey representó por primera vez el lugar mediante una ilustración en Monumenta Britannica, publicado entre 1680 y 1682. Posteriormente en el año 1723, William Stukeley descubrió pequeños objetos y un esqueleto en la cima, aunque es probable que se tratara de un entierro secundario posterior. En 1776 un equipo de mineros de Cornwall, supervisados por Hugh Percy y el coronel Edward Drax, llevaron a cabo la excavación de un pozo vertical desde la parte superior. Otras excavaciones se llevaron a cabo en 1849 (cuando se hizo un túnel horizontal desde el borde hasta el centro), en 1867 y 1886.

Entre los años 1968 y 1970 Richard J. C. Atkinson realizó una nueva excavación en la colina, en la que se confirmó, mediante la existencia de hormigas aladas, que los trabajos del monumento se iniciaron un mes de agosto. Atkinson cavó numerosos túneles y volvió a abrir el de 1849, en el cual se encontró material fechado en el Neolítico, si bien los estándares de las dataciones mediante radiocarbono en aquella época no se consideran fiables en la actualidad. Tras las investigaciones, el profesor dedujo que la colina había sido levantada mediante peldaños presentando diferentes niveles, los cuales posteriormente fueron rellenados con yeso prensado para conseguir una pendiente degradada.

En 2002 la zona fue azotada por unas fuertes lluvias que provocó el encharcamiento de la zanja que rodea la colina y el derribo del túnel excavado en 1776, debido al mal sellado, y que causó un agujero en la cima de la colina. Se llevó a cabo un estudio sísmico, antes de las labores de restauración, para identificar daños causados por excavaciones anteriores y determinar la estabilidad del montículo.

El derrumbe fue una nueva oportunidad de estudio y así se abrieron dos trincheras más pequeñas en las que se descubrieron un fragmento de asta, el primer objeto obtenido en un contexto arqueológico fiable. La prueba fidedigna de radiocarbono lo dató entre 2490 y 2340 a.C., una fecha convincente para la segunda fase constructiva del monumento que tuvo lugar en el Neolítico tardío. Sin embargo por lo general en las diferentes excavaciones se han encontrado pocas piezas prehistóricas.

En otros trabajos de investigación recientes se ha puesto el punto de mira en la zanja que lo rodea, la cual no pudo haber sido simplemente el resultado de la extracción de tiza, sino que tuvo que haber tenido una función más lógica para la mentalidad neolítica, como la de separar la colina con el resto del mundo.

En el año 2007 tuvo lugar un programa de estabilización mediante el llenado y sellado de los túneles y ejes realizados en investigaciones anteriores, mediante el empleo de cientos de toneladas de yeso. Al mismo tiempo se produjo una nueva investigación con equipos y técnicas más modernas, de la que se desprende la obtención de nuevos datos de la construcción y su historia, así como pruebas de su reutilización en época romana.

Las diferentes excavaciones y estudios no han dado una respuesta fiable de la utilidad de la Colina de Silbury, por ello varias leyendas populares han intentado explicar su origen. Una de ellas afirma que el montículo es la tumba de un rey llamado Sil (de ahí su nombre) enterrado con una armadura de oro y sentado sobre un caballo de tamaño natural también de oro.

Otra leyenda local recogida a principios del siglo XX dice que el diablo se disponía a volcar sobre los ciudadanos de Marlborough un enorme saco de arena, cuando de repente fue interceptado por los sacerdotes de Avebury, quienes le obligaron a vaciarlo en este lugar. Quizás por ello, durante finales del siglo XIX y principios del XX, cientos de ciudadanos de Kennett, Avebury, Overton y otros pueblos vecinos, peregrinaban cada Domingo de Ramos a la colina de Silbury.

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