Ambas orillas del rio Mosa ofrece otros muchos atractivos que guarda la ciudad. Un paseo relajado junto al Mosa es aconsejable para admirar el otro paisaje de Maastricht. Como la silueta reflejada en el agua de la iglesia de Sint Martinuskerk y sus setenta metros de torre, que se encuentra en la otra orilla, en la calle Oever-Wal.
Este templo católico, construido en estilo neogótico en 1857 según diseño de Pierre Cuypers, está dedicado a san Martín de Tours. Se levantó después de destruirse la destartalada iglesia medieval precedente después de fuertes protestas de Alexander Schaepkens y Victor de Stuers, entre otros. Posteriormente, en 1868, la Wycker Kruittoren (una torre de la muralla medieval) también fue demolida supuestamente porque el pastor pensó que ese edificio en ruinas no encajaba bien con la nueva iglesia.
Seguimos nuestro paseo junto al curso del rio, hacia el sur y topamos con la fachada barroca de la Augustijnenkerk construida en el siglo XVII y que actualmente, como podemos ver en el letrero cercano a la puerta, alberga una sala de conciertos. Originariamente se construyó como iglesia de un monasterio de la Orden Agustiniana. A finales del siglo XVIII, dos años después de la llegada de los revolucionarios franceses a Maastricht, el monasterio se disolvió y desde ese momento la iglesia cumplió multitud de funciones como escuela municipal para los pobres, teatro, sala de exposiciones, etc.
Y ya vamos divisando el Sint Servaasbrug o puente de san Servacio de estilo románico, el cual fue llamado hasta 1932 como Maasbrug. Originariamente los romanos construyeron el puente en madera allá por el año 50, lo que dio origen al nombre de la ciudad mediante la frase latina "mosae trajectum" o cruce de la ciudad. Sin embargo, ese puente se derrumbó en el año 1275 debido al peso de la gente que en ese momento pasaban por ahí en procesión, muriendo alrededor de 400 personas.
Por ello se construyó el actual puente un poco más al norte entre los años 1280 y 1298. En 1825 una sección construida en madera fue reemplazada por un arco de piedra. En 1930 se consolidaron los pilares de los arcos situados bajo el agua mediante hormigón, además de retirar dos arcos del extremo oriental para colocar un puente levadizo vertical. Durante la II Guerra Mundial fue gravemente dañado por las tropas nazis. Debido a su larga historia es considerado el puente más antiguo de los Países Bajos.
Afinando la vista más al sur vemos la silueta del nuevo puente alto, el Hoge Brug con su característico arco de acero, diseñado por la oficina de arquitectos René Greisch de Lieja. Fue inaugurado en el año 2003 y posee una longitud de 262 metros, 7,20 metros de ancho y cuelga a unos 10 metros sobre la superficie del agua, quedando el punto más alto del arco a 26 metros. A pesar de ser un puente peatonal y para la circulación de bicicletas, y debido a la altura requerida que impedía pilares sobre el Mosa, es necesario ascender por unas escaleras, aunque también hay ascensores para los discapacitados a ambos lados.
Y ya más al sur todavía y en la otra orilla del rio Mosa, se sitúa el Bonnefantenmuseum o Museo Provincial dedicado a la artesanía y arte. Lo primero que llama la atención es la forma de su moderno edificio principal (según proyecto de A. Rossi) y que se integra con el primer edificio de 1911. Su interior alberga antigüedades prehistóricas, romanas y medievales, pinturas, esculturas románicas y góticas, muebles, monedas, etc...
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