Se trata de uno de los santuarios más antiguos de Pompeya, como así lo atestiguan los fragmentos de cerámica ática de figuras negras y rojas y de alfarería etrusca encontradas en el área del templo, lo que demuestra que existía el culto a Apolo en Pompeya ya en siglo V a.C. La planta del edificio que vemos en la actualidad data del siglo II a.C. pero fue remodelada con frecuencia hasta su restauración final tras el terremoto del año 62 d.C. El lugar donde se construyó el templo no es casual, ya que se encuentra en un punto estratégico en el camino que pasa por la Puerta de Marina que conducía al corazón público de la ciudad. Por cierto, en esta parte de la calzada se ha conservado los llamados “ojos de tigre” que eran pequeñas piedras blancas que se colocaban entre los bloques para reflectar así la luz lunar y hacer visible el camino en la oscuridad.
El templo se encuentra en un ángulo ligeramente movido respecto al eje del foro, quizás porque en el momento de su construcción se siguió el curso de la calle de su lado este, antes de que se construyera la columnata del Foro. Para corregir esa dirección se optó por aumentar progresivamente de sur a norte el grosor de los pilares de la pared que da al foro. El espacio resultante entre esos pilares se dejó originalmente abierto, pero posteriormente se tapiaron. Alrededor del año 10 a.C. se levantó un muro en el lado oeste, por lo que finalmente el templo quedó prácticamente aislado del resto de los edificios circundantes.
La entrada se realizaba desde la via Marina y, tras cruzarla, se desemboca en un patio rectangular rodeado de una columnata contigua de toba que estuvo recubierta con estuco blanco y compuesta por 48 columnas que originariamente era de dos pisos, pero al no encontrarse restos de esa galería superior, es muy probable que se omitiese su restauración, tras haber sufrido las consecuencias del terremoto del 62 d.C. Por ello, posteriormente a ese desastre natural, las columnas jónicas se transformaron en corintias gracias a una gruesa capa de estuco (ya desaparecida), y el entablamento también fue redecorado con un friso de grifos.
El templo se encuentra sobre un alto podio, frente al cual se abren un tramo de escaleras. Frente al templo y tras finalizar las escaleras se levantan unas columnas corintias que discurren como una columnata alrededor de la cella, la cual es de tamaño pequeño y se encuentra pavimentada con un mosaico policromado compuesto por mármol verde y blanco y bordeada por tres bandas de pizarra. Durante las excavaciones no se encontró la estatua de culto, quedando sólo su base en la pared trasera.
En el patio, a la izquierda de la escalera, podemos ver una columna jónica erigida gracias a los duoviri augustales Sepunius Sandilianus y M. Herrinius Epidianus. Los primeros bocetos realizados poco después de que se excavara el patio muestran la columna rematada con un reloj de sol. La probabilidad de que verdaderamente esa columna estuviera coronada por este tipo de reloj es muy alta, ya que aquellos dos hombres también colocaron uno en el banco circular del Foro Triangular.
Delante del inicio de la escalera se encuentra un gran altar de piedra travertino que contiene una inscripción dedicatoria con los nombres de los cuatro funcionarios que lo erigieron alrededor del año 80 a.C. En uno de los extremos del patio vemos una de los cuencos que se encontraron. Por otro lado, la decoración de las paredes, tanto del templo como de la columnata, era originalmente del primer estilo, aunque tras el terremoto, el templo fue redecorado con una capa de estuco revestida para imitar una obra de sillería de mármol blanco, mientras que las paredes de la columnata fueron cubiertas con el cuarto estilo, con temas basados en la Ilíada, entre ellos la disputa entre Aquiles y Agamenón, la embajada de los griegos ante Aquiles, etc.
En este santuario se honraba, además de a Apolo, a otras divinidades, de hecho, en el patio había diferentes estatuas y altares para su adoración. Los pedestales donde se colocaron aquellas estatuas aun permanecen donde se colocaron originalmente, pero las esculturas se retiraron hace mucho tiempo para ser conservadas en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Entre aquella estatuaria se incluía el herma de mármol de Hermes, representado con una capa tapando su cabeza bajo la apariencia de Psychopompus, el conductor de las almas al inframundo. En la actualidad sólo podemos ver las réplicas de las de un Apolo arquero, situado en su pedestal original, y el herma de su hermana gemela Diana, situada al otro lado. Ambas esculturas de bronce de la época helenística también se conservan hoy en aquel museo.
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