En este museo, el único de su tipo en Grecia, conoceremos mejor la elaboración del vino y la vida de los viticultores en la isla de Santorini desde 1660 a 1970. El recorrido se realiza con un interesante audioguía. Nada más acceder al recinto del museo podemos ver, junto a los aparcamiento, una zona donde se representa a un equipo de filmación y es que las cuevas que conforman las antiguas bodegas han sido escenario para diferentes películas.
El museo fue creado por la familia Koutsoyannopoulos para mostrar a los visitantes que así lo deseen todo lo relacionado con el vino en general y con la tradición vinícola familiar en particular. Se tardó 21 años en poder hacerlo realidad, necesitando grandes dosis de duro trabajo, paciencia y perseverancia. Y todo ello fue financiado en su totalidad por esta familia.
El espacio expositivo ocupa una cueva natural de ocho metros de profundidad que le da más encanto si cabe. Posee una longitud de 300 metros y tiene una forma similar a un laberinto, pero sin posibilidad de perderse. Así, la escalera de acceso por la que se accede a la cueva es, cuanto menos, espectacular.
A lo largo de los túneles se exponen gran variedad de herramientas, toneles y maquinarias que constituyen piezas auténticas y en algunos casos, rarezas. Todas ellas han sido muy valoradas por las anteriores generaciones de la familia Koutsoyannopoulos, debido al uso que hicieron de ellas durante años. Así podemos ver, por ejemplo, objetos del siglo XVI hechos a mano que pertenecían a una máquina de prensado.
Las piezas que vamos viendo se presentan en un orden determinado: las etapas del proceso de la elaboración del vino y toda la gama de maquinaria se exhiben en orden cronológico. Entre ellos vemos, por ejemplo, unos martillos de madera hechos a mano y que datan del siglo XVII.
Además de piezas vinícolas, la exposición está acompañada por diferentes representaciones realizadas por estatuillas semi-móviles con sonidos y luces, de determinados momentos en la elaboración del vino. De esta forma podremos tener una imagen nítida de cada etapa: poda, arado, cosecha, el pisado de la uva, etc...
Los primeros antepasados de la familia Koutsoyannopoulos en pisar la isla fueron los hermanos Grigoris y Dimitris, cuando en el año 1870 el destino los trajo hasta aquí. Iban viajando en un barco con dirección a la isla de Syros para mercadear con el aceite y procedentes de Laconia, en el sur de Grecia continental, cuando una tormenta y fuertes vientos les obligó a poner dirección a Santorini.
En aquella época la isla era famosa por su comercio naval, y al estar situada en un lugar estratégico entre Creta y Egipto, zonas con las que mantenían prósperos lazos comerciales vinícolas, los dos jóvenes hermanos pronto se dieron cuenta del filón económico. Y así comenzaron a comercializar con el aceite extraído de sus propios olivares de la parte continental y traído en bolsas de piel de oveja.
La nitidez de sus mentes y el propio trabajo personal dio como resultado, diez años más tarde, no sólo la constitución de la primera bodega en 1880, sino también de la tenencia en propiedad de vastas hectáreas y numerosos barcos, ambas cosas símbolos de estatus en aquella sociedad. Grigoris tuvo cuatro hijos, mientras que Dimitris tuvo ocho. El legado histórico de la bodega se prolongó durante dos siglos pasando en la actualidad al último heredero, Georgios Koutsoyannopoulos, quien continúa la producción de diferentes tipos de vinos. En cuanto a ésto, en una vitrina podemos ver en formol, diferentes tipos de uvas.
Después de este pequeño apunte sobre la historia de la familia, seguimos el recorrido por el museo. En esta ocasión vemos representados el momento de la vendimia, cuando se recogían manualmente las mejores uvas que darían un excelente vino. Como podemos comprobar, en aquella época toda la familia ayudaba en la recolección de esta fruta.
En otra vitrina vemos diferentes piezas de pesas cuya unidad de medida es el stathma okades, una forma de medición utilizada en Santorini antes del uso generalizado de los kilogramos. Algo más allá vemos otra intricada máquina que realizaba el mismo menester: pesar las uvas.
Después de la vendimia, viene la molienda que consiste en lograr separar la uva de su racimo dejándola lo más limpia posible. Posteriormente el pisado (o más contemporáneamente el prensado) de cuya escena podemos ver una representación. Al lado de dicha escena se exponen una lámpara de aceite usada para alumbrar aquella acción realizada aquí mismo.
Como decimos, el pisado o prensado consiste en lograr extraer todo el jugo de la uva. Se trata de un proceso metódico y muy lento. El pisado en la actualidad no suele utilizarse para fines industriales, pero sin embargo todavía permanece en algunas bodegas familiares muy pequeñas. También existe un instrumento que facilita muchísimo la extracción del jugo del vino: las prensas de uva. Existen varios tipos que difieren en su diseño y funcionamiento, pero su fin es el mismo en todas ellas. La presión que aportan no puede ser demasiado grande para evitar romper las semillas y aportar un exceso de tanino al vino. En un pasillo podemos ver varios interesantes ejemplos.
Por norma general después de la molienda y trituración de las uvas, viene un período de fermentación antes del prensado propiamente dicho. En una vitrina vemos un barril de maceración y algunos barriles pequeños usados para el transporte de agua potable a los campos durante el período de cosecha. Al lado se encuentra otro tonel con capacidad para 10 litros de vinos, utilizado para el negocio de esa bebida al por mayor.
Seguimos viendo más objetos y piezas interesantes como la llave, la cerradura y el candado originales todos, usados en la primera bodega de la familia Koutsoyannopoulos, fundada en 1880. Las piezas tienen su origen de fabricación en Rusia de donde, como veremos, los navegantes griegos trajeron diferentes materiales.
En la siguiente escena recreada con maniquíes podemos ver cómo pesaban las uvas mediante el uso del quintal, un artilugio usado desde época romana y utilizado para la ponderación de las uvas traídas a la bodega desde los viñedos. Al lado, en una vitrina, se expone un recambio de madera hecho a mano de 1660 de una máquina prensadora.
Seguimos con las prensas, en esta ocasión una horizontal cuyo líquido resultante era expulsado por un lado para ser recogido, mediante un sistema de canalización, en un pozo con capacidad para 10 toneladas. Otro trabajador con un cubo tomaba el zumo para depositarlo en unos bolsas hechas de piel que podían ser de diferentes animales, sobre todo de cabra, y siempre hembras porque no desprendía olor. Estos odres se utilizaban para transportar el vino hasta los barriles en los que permanecerían hasta que estuviera listo.
En esta parte del museo podemos ver también la representación de unos trabajadores limpiando la zona original donde se pisaba la uva. Al lado se expone una de las dos primeras presas de hierro mecánicas originales que fueron importadas a Grecia por el rey Otto de Baviera (1832 - 1962) para ser utilizadas en sus viñedos de Tatoi, cerca de Atenas.
Y precisamente de aquella época de industrialización, también podemos ver expuesta una prensa mecánica que estuvo a pleno funcionamiento para la familia Marquesi, obteniendo de una manera mucho más rápida el jugo. Al lado vemos la prensa más antigua de toda la exposición, fabricado por monjes franceses. El fundador de las bodegas de la familia Koutsoyannopoulos era uno de los pocos que sabían leer, escribir y calcular en Santorini, debido a esta ventaja pudo comunicarse con los franceses y negociar la adquisición de dicha máquina. Con este sistema el vino también era recogido mediante una canalización que lo vertía en barriles de madera hechos artesanalmente.
La prensa más conocida, y la que se sigue utilizando hoy en día, consistente en un tonel que contiene un sistema en la parte superior que hace presión sobre la uva para que esta vaya soltando su líquido. El primer flujo que sale es el resultado del momento en que se produce la rotura de las uvas y el segundo es el fruto de la presión de la prensa en sí.
La fisionomía del museo es cuanto menos impresionante y casi mágico, el siguiente túnel debe su curvatura a la remodelación que la familia hizo en él para darle un aspecto más atractivo y evitar así su apariencia rústica. En una escena podemos ver el momento en que son cargados los obres hechos de piel de animales hembras a lomos de una mula. Como hemos dicho anteriormente esta vasija se utilizaba únicamente para transportar de un sitio a otro el vino.
A lo largo del recorrido de esta parte del museo seguimos viendo prensas de diferentes tamaños y formas cuya funcionalidad es evidente: obtener el jugo de las uvas. La ambientación de esta bodega subterránea está muy lograda y en algunos tramos llega a ser mágica.
El comercio de la uva tenía, y tiene, asociada otras ramas profesionales como la de los carpinterios que fabricaban el barril que contendría el vino, por ello el museo le dedica una sección. En los talleres artesanos se hacían toneles con una capacidad que iban desde los 3 litros hasta las 3 toneladas.
Otro elemento importantísimo en la elaboración del vino y su transporte en la isla son los burros. Estos animales fueron utilizados para trasladar las cestas llenas de uvas desde los viñedos a las bodegas y también para llevar el vino hacia el puerto viejo de Santorini una vez al año, en primavera, para exportarlo a través de barcos que iban a Odessa, en la antigua Rusia.
Colgadas sobre la pared vemos unas cadenas que eran utilizadas para ser colocadas en el interior de los barriles, posteriormente éstos eran agitados con el objeto de que las cadenas eliminaran y limpiaran su interior de depósitos de cristales y otras sustancias producidas con el paso del tiempo por el vino.
Los cesteros era otra profesión que estaba ligada estrechamente con el mundo de la producción vinícola, de hecho el papel de éste era vital para la subsistencia de los campesinos de la isla en aquellos difíciles años. Las cestas estaban hechas con los arbustos de la Aligaria, muy común en Santorini, y utilizadas para el transporte de la fruta. Además, con esta hierba también se hacían cubiertas para proteger los jarros de vidrio, cajas y otros utensilios caseros como escobas. Algo más allá podemos ver una prensa a pequeña escala y utilizado para el consumo personal de los hogares de los agricultores, de hecho es conocida como "prensa casera".
Y así nos adentramos de lleno en la sección que trata el papel de la electricidad y las nuevas máquinas utilizadas para la elaboración del vino. De esta manera vemos la primera bomba eléctrica hecha en Francia y el primer filtro fabricado en Suiza, usados para su producción por la compañía eléctrica DEH después de 1967, cuando llegó la electricidad por primera vez a la isla. Al lado está el primer sistema eléctrico que abasteció de electricidad a la bodega.
A continuación destacamos un raro ejemplo de una máquina de trituración de uvas, cuyo funcionamiento consistía en mover unos rodillos de metal de forma manual. Se trata de una pieza utilizada por muy pocos fabricantes de vino.
Y así llegamos a la sección dedicada al embotellamiento de esta bebida. El primer llenado de botellas y sellado era de accionamiento manual y se produjo después de la II Guerra Mundial e incluso antes del establecimiento de energía eléctrica en Santorini en el año 1967. Pero el cristal también tuvo detractores que defendía que el vino perdía calidad en su interior, por ello existieron otras alternativas hechas con barro, madera o metal. En una vitrina vemos una de las primeras botellas de vidrio etiquetadas utilizadas para tal fin.
El mundo científico también es parte importante en la elaboración del vino. Así, se exponen diferentes utensilios significativos como, entre otros, los diferentes instrumentos para destilar el vino (con ello se consigue diversas bebidas alcohólicas concentrando los líquidos), un ebullómetro (que permite determinar directamente y con precisión el grado alcohólico de los vinos de manera sencilla y rápida), o un utensilio manual utilizado en 1920-1939 para la colocación del corcho en las botellas. Para ello se introducían los corchos en agua hirviendo, con lo que se colocaban en las bocas de las botellas de manera sencilla y rápida, al quedar éstos más moldeables y suaves.
Seguimos el recorrido y nos topamos con una doble prensa con el mecanismo Kastanias, utilizada para ahorrar tiempo en el momento de la cosecha. Más allá vemos una reproducción mediante maniquíes de la preparación de la uva para realizar el famoso Visanto. Para conseguir este vino de postre, se dejan las uvas al sol para lograr de esta manera un vino muy dulce.
En una parte del museo vemos unos enormes barriles ovales con capacidad para 3000 litros utilizados para almacenar el Visanto que se exportaba a Rusia. El aumento del comercio de ese vino con Odessa (antigua Rusia y actual Ucrania) se vio favorecida por el tratado de Kücük Kainartzi de 1774, producida al final de la primera guerra ruso-turca. En el tratado se acordó, entre otros, que los barcos con bandera rusa podrían navegar libremente por el mar Negro, así como comercializar libremente con el Imperio Otomano. Los barcos griegos consiguieron el derecho legal de navegar con bandera rusa.
Así los navegantes griegos a la vez que vendían su vino en el mercado ruso, importaron madera, trigo, artículos para el hogar, etc.. Las casas de los capitanes fueron decoradas con candelabros rusos y las damas de la época lucían joyas de aquél país. La revolución de octubre de 1917 puso fin a las exportaciones. Al lado podemos ver artículos de la cocina de la época utilizados en los períodos de cosecha y elaboración del vino, y la representación de la elaboración de fava y arto (pan). Durante aquellos períodos todos los trabajadores de la bodega se encontraban durante muchas horas en los kanabes y en los viñedos, por lo que necesitaban ser alimentados.
Los visitantes terminan su recorrido en la oficina central del fundador de la bodega, Grigorios Koutsoyannopoulos, donde, desde el año 1870, se exhiben todas sus pertenencias personales y artículos de escritorio. Entre ellas destacan monedas, una plancha, radio, tocadiscos, un mapa antiguo de Grecia, etc...
El túnel de salida está decorado, además de por otros elementos, por fotografías de la erupción de 1954. Una vez abandonados los túneles de las bodegas, es posible degustar, en una zona de cata especialmente diseñada junto al mostrador de los tickets, cuatro de los mejores vinos que la bodega produce en la actualidad: lava santorini, Assyrtiko Koutsoyannopoulos, Fisalis Koutsoyannopoulos, Kamaritis, Visanto, etc...
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