Este museo se inauguró en mayo de 1995 para cubrir un vacío existente en cuanto a la investigación e historia de este fenómeno social tan mitificado como es el bandolerismo. Un fenómeno que se dio en una época que forma parte de la historia de España y que ha dado lugar a un modo de vida, a leyendas e incluso, si se nos permite, a auténticos héroes. El espacio expositivo se articula en 6 salas en las que se pueden ver documentos históricos, datos personales, fotografías, testimonios orales, armas, vestimentas, etc... Es por ello que es el único museo de esta temática en España.
Comencemos la visita por la primera sala dedicada a los Viajeros Románticos y Documentación Histórica: aquellos viajeros que recorrieron España, atraídos por el exotismo que por aquél entonces generaba el país en el resto de Europa. A ellos se les debe la imagen tópica de bandoleros, toreros, flamencos y, en definitiva, todo lo que tenga que ver con la Andalucía romántica. De esta manera surgieron personajes míticos como Carmen y la mujer española, el Don Juan, el torero valiente o el bandido generoso. Algunas de aquellas obras literarias, con más o menos realismo, se ilustraron con litografías y grabados muy interesantes sobre la vida de los más famosos bandidos. Entre estos autores románticos destacamos Gustavo Doré, Alejandro Dumas, Lord Byron, Richard Ford, Washington Irving, George Borrow, Theóphile Gautier, etc...
En la segunda parte de esta sala se exponen documentos históricos, entre los que destacan, entre otros, una orden real de 1794 para la captura de ladrones, contrabandistas, vagos y otros tipos de malhechores; un edicto de diciembre de 1780 contra la cabeza de Diego Corriente quien, por otro lado, es considerado como el primer bandolero romántico, joven, audaz, valiente y atrevido que se enfrentó contra las autoridades sevillanas a favor de los más desfavorecidos de la sociedad.
Otro de los documentos importantes expuestos es una carta escrita en 1830 por uno de los bandoleros más famosos, José María "El Tempranillo". En ella el bandolero exige la cantidad de diez onzas de oro a don Antonio Villalón. Este medio era una de las fuentes con los que los bandoleros obtenían parte de sus botines, incluso llegaban al secuestro. Lo curioso de esta carta de "El Tempranillo" es que era tan temido que con sólo pronunciar su nombre producían miedo a cualquiera, claro ejemplo de ello son las cordiales palabras que el bandolero utiliza en ella.
La segunda sala se titula Vivir el Bandolerismo, en él se exponen vestuario, objetos ligados a determinados bandoleros, monedas y sellos, mobiliario urbano de la época, etc... Lo que más llama la atención de esta parte del museo son los dioramas o representaciones de determinadas situaciones. De esta forma vemos uno en el que se reproduce un secuestro llevado a cabo en un caserío. Ésta era una de las maneras que utilizaban los bandoleros para conseguir dinero o algún otro beneficio. Normalmente retenían a alguna persona importante para el Estado o de familia adinerada.
En frente vemos dos ejemplos de trajes típicamente Goyescas de Ronda del siglo XIX y que empezaron a utilizarse en el siglo XVIII en la feria y fiestas de Pedro Romero de la ciudad de Ronda y que serían famosas gracias a los cuadros en los que Goya plasmaba este tipo de vestuario. El de la derecha es una producción rondeña de mediados del siglo XIX en el que se emplea el raso y el terciopelo portando, además, la típica madroñera y encajes.
En otra vitrina vemos distintos tipos de navajas bandoleras datadas de entre los siglos XIX y XX, si bien hay algunas reproducciones realizadas para el museo. Sorprende la variedad, no sólo en tamaños, sino también en diseño y utilización de diferentes materiales como el hueso, el metal o la madera. En el extremo izquierdo de la vitrina vemos el conjunto de trajes típico de un bandolero.
En otro diorama vemos la representación de un mesón de las antiguas ventas, mientras que en una vitrina cercana se exponen monedas de uso legal de la época del bandolerismo romántico y, lo más importante (ya que existen pocos objetos personales de bandoleros), la billetera utilizada por el considerado como último bandolero andaluz, que vivió entre los años 1873 a 1934 y que actuó en la serranía de Ronda, el conocido como "Pasos Largos" (apodo heredado de su padre quien lo recibió por su peculiar manera de caminar) y cuyo nombre real era Juan José Mingolla.
Brevemente contamos la historia de Pasos Largos: tras ser denunciado por el guarda de la finca El Chopo, es detenido y apaleado por la Guardia Civil. Éste decide vengarse y en mayo de 1916 le descarga dos balazos al hijo del denunciarte, y después lo remata con una hoz para, según Pasos Largos, no sufriera. Inmediatamente después da muerte al padre con la misma hoz. Por ello tuvo que refugiarse en la sierra que conocía a la perfección gracias a sus prácticas de caza furtiva y utiliza cuevas como alojamiento, precisamente en este museo se reproduce una de las cuevas donde se refugió. A partir de entonces nace la leyenda de Pasos Largos, un bandolero compasivo y noble que fue capaz de perdonar la vida en una ocasión a dos guardias civiles tras desarmarlos. En marzo de 1934 tuvo lugar en la zona y a manos de las autoridades españolas, la muerte de este último bandolero.
La tercera parte expositiva se titula Los Hombres y Los Nombres y está dedicada, como su propio nombre indica, a los bandoleros más conocidos del período romántico del bandolerismo y que todavía perduran en el recuerdo colectivo. De ellos, quizás los más conocidos son "El Tragabuches", Juan Caballero "El Lero", Diego Corriente y José María "El Tempranillo". De estos dos últimos podemos ver una representación: El Tempranillo (1805-1833) vestía el traje típico bandolero consistente en un catite (gorro típico), pañuelo de cabeza, camisa, chaqueta, pañuelo para el cuello, fajín, pantalones y botas. Mientras que Diego Corrientes (1757-1781) vestía el típico traje goyesco consistente en sombrero, camisa, pañuelo a modo de corbata, chaqueta, fajín, pantalón y botas.
Ambos personajes están ampliamente estudiados en este museo. Centrándonos un poco en El Tempranillo, también conocido como Rey de Sierra Morena, pronto se haría famoso en toda Andalucía como bandido valiente, inteligente, generoso, atractivo y activo. Se conocía a la perfección el terreno en que se movía y controlaba las carreteras e incluso el servicio de correos al que cobraba una onza de oro para dejar circular el vehículo por ellas. Son famosos sus modales refinados para con las mujeres cada vez que asaltaba una diligencia. Este bandolero, muy querido todavía por el pueblo andaluz, está sepultado en la iglesia de la Purísima Concepción de Alameda en Málaga.
En esta sección también encontramos una colección de comics de los bandoleros más legendarios, algunos comentados anteriormente. Fueron ellos quienes, con sus andanzas y fechorías, algunas reales y otras inventadas, hicieron que el bandolerismo en España alcanzara el rango de leyenda, hasta tal punto que muchas de sus historias han pasado oralmente de generación en generación. Esas historias fueron recogidas en el siglo XX por los autores del tan popular formato del tebeo o comics en aquellos momentos.
Ya en el cuarto espacio expositivo Los que siguieron el rastro se habla de la Guardia Civil como cuerpo que se distinguió en la lucha contra el bandolerismo. De esta forma, ante la inseguridad y la creciente delincuencia durante el reinado de Isabel II, se decidió crear la Guardia Civil a través de dos decretos del año 1844. Aquí veremos documentación, litografías, indumentaria de la época como un traje de gala y de servicio de este cuerpo con su tricornio oficial del año 1911, una maqueta donde se representa la lucha de éstos contra bandoleros, etc...
En la sala Armas y Testimonios Escritos se expone el armamento propio de los bandoleros, piezas originales, trabucos, navajas, pistolas, una biblioteca de más de 495 libros desde el año 1823 hasta nuestros días, etc...
En una de las vitrinas vemos una colección de distintas armas utilizadas en el siglo XIX. Entre ellas se exponen varios trabucos que, desde el siglo XIX, se convirtió en el arma que normalmente llevaba un bandolero. De entre ellas llama la atención uno utilizado en la serranía de ronda cuya culata presenta una forma que recuerda mucho a un remo, que a buen seguro era utilizado en las travesías de ríos y lagunas por estos ingeniosos bandidos.
Y ya para finalizar nuestra visita al Museo del Bandolero, el área expositiva El Bandolerismo en el Cine trata este tema en el séptimo arte que, desde su llegada se ha alimentado de las historias y leyendas de aquellos, llevando a las pantallas historias de bandoleros como Luis Candelas, José María El Tempranillo, Pasos Largos, etc... Aquí se pueden ver un pequeño muestrario de películas como "Llanto por un bandido", "Curro Jiménez”, “La estrella de sierra Morena", etc... En definitiva, el bandolerismo ha creado casi un género dentro del cine español.
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