Las murallas fueron construidas originalmente por los romanos para defender el asentamiento de Gerundi, ya que, al ser una villa estratégica, estuvo expuesta a numerosos asedios. En el siglo I a.C. se levantó, pues, una fortaleza cuyos muros recorría el perímetro triangular del trazado de la antigua ciudad romana. Desde su construcción hasta el siglo IX con los carolingios, se fue ampliando. Durante la segunda mitad del siglo XIV y después durante el siglo XV, debido al crecimiento de la ciudad, las murallas se reconstruyeron utilizando para ellos los cimientos romanos originales. Ya en el siglo XVII se mejoraron las defensas agregándose un sistema de bastiones y plataformas situadas estratégicamente. Posteriormente las murallas fueron absorbidas por la pujante ciudad, perdiendo así su función militar. Con el paso de los años, algunos de los muros se derrumbaron, pero los lienzos supervivientes fueron restaurados y reconstruidos, siendo actualmente uno de los atractivos turísticos de la ciudad, ya que es posible pasear por encima de ellos de manera gratuita.
De esta manera el viajero tiene disponible un cómodo y bonito circuito a una altura media de unos sesenta metros y un recorrido total de aproximadamente dos kilómetros. Por tanto, un paseo por encima de la muralla permite ver Gerona desde un punto de vista distinto, obteniendo magníficas vistas de sus tejados y monumentos. El conjunto de murallas incluye torres de vigilancia desde las que se obtiene bonitas vistas panorámicas, a las que se puede ascender, en algunas de ellas, mediante unas escaleras de caracol.
Las murallas y sus torres se dividen en dos partes: una pequeña parte en la zona norte y, en la zona este y sur, un lienzo de muralla mucho más largo. La muralla norte va desde el Carrer de Pedret hasta el Jardí de l'àngel. Por su parte, la parte sur y este se extiende desde la Plaça de Jacint Verdaguer i Santaló hasta los Jardins dels Alemanys y los Jardins de La Francesa, ubicado detrás de la Catedral de Girona. Para acceder a ellas se puede hacer desde diferentes puntos, por ejemplo, el punto de inicio más habitual para recorrer las murallas es el acceso desde el Jardí de la Infància.
Si se inicia desde ahí, iremos recorriendo la muralla hasta llegar a la torre de Socors, seguidamente arribaremos al pequeño baluarte carlista torre del General Peralta, donde hay otro acceso, y a la siguiente, después de cruzar un puente, torre de Sant Domènec, uno de los sitios más elevados del recorrido. Desde este punto, el itinerario desciende hasta la torre del Telégrafo, entrando ya en la zona norte de las murallas, donde también encontramos el portal de la reina Joana, junto a los jardines de los Alemanes, donde encontramos otro acceso. Aquí se puede visitar el complejo de la Torre Gironella.
Esa torre fue construida en el siglo XII aprovechando otra edificación romana anterior, aunque a lo largo de los siglos ha sufrido varias reconstrucciones y reformas: en 1404 se derrumbó por lo que fue rehecha a partir del 1411, posteriormente en el siglo XV sufrió graves daños, volviéndose a reconstruir en 1411, por su parte en el año 1814 fue volada por orden de Napoleón. Por tanto, presenta una mezcla de diferentes épocas que podemos apreciar por sus piedras: bases romanas, muros medievales y posteriores refuerzos y ampliaciones.
En definitiva, la Torre Gironella formaba parte de una antigua fortaleza, cuya construcción es atribuida, tradicionalmente, al legendario Gerión. La fortaleza contaba con otras torres que todavía son visibles como es el caso de la Torre del Telégrafo, en el cual se encontraron restos de cerámica íbera, por lo que se atribuyó al lugar erróneamente como el primer núcleo habitado de la ciudad. Es posible ascender hasta lo alto de la Torre Gironella, desde donde se obtienen unas bellísimas vistas de Gerona, además, en los jardines que rodean la torre, podemos encontrar bonitas estampas como la que nos ofrece un templete con la catedral al fondo.
En esta zona se encuentra el Jardin dels Alemanys que debe su nombre al antiguo cuartel construido en 1690 que acogió, al menos durante un tiempo, una guarnición de soldados alemanes destinados en esta ciudad. Como resultado de las constantes guerras con Francia a lo largo de la segunda mitad del siglo XVII se levantaron en diferentes puntos de Gerona cuarteles que tenían la finalidad de acoger las tropas que se encargaba de la defensa de las fortificaciones de la ciudad. La funcionalidad del edificio, tras varias vicisitudes, se mantuvo hasta 1809 cuando se produjo el asedio napoleónico, lo que provocó graves daños al cuartel.
La planta de la antigua edificación tiene forma de trapecio, con el costado más largo al oeste. Las paredes perimetrales de los lados norte, este y sur están constituidos por las antiguas murallas de la ciudad, mientras que el lado oeste lo conforman altos muros del edificio militar, donde, precisamente, se abre una gran portada con unas garitas de guardia, la cual era la entrada principal. En la actualidad es un agradable espacio ajardinado que combina vegetación y ruinas, entre las que destaca la fachada del edificio principal y algunas dependencias.
Desde la zona de la torre Gironella la ruta continua hacia el baluarte de Sant Cristòfol y el inicio del Paseo Arqueológico, llegando hasta los Jardins de La Francesa, llamados así debido a que aquí, y hasta los años sesenta del siglo XX, vivía Madame Matieu donde componía sus obras literarias. Su propiedad consistía en una torreta rodeada de un jardín, la primera desapareció y el espacio ajardinado ha llegado hasta nuestros días. Sobre el dintel de la puerta de entrada al recinto podemos leer “Domus canonical”, el cual hace referencia al título de un poema de Isabel Oliva i Prat que dedicó a este jardín. Desde aquí se obtiene bonitas vistas sobre el ábside de la catedral y la torre de Carlomagno.
La ruta continúa por el Paseo Arqueológico en el exterior de las murallas carolingias, a través del cual veremos la torre Júlia, los exteriores de los Baños Árabes, la torre Cornèlia y el portal de Sobreportes. Ahora el itinerario continúa por el exterior de las murallas que continúa cruzando el río Galligants y el Museo de Arqueología, donde se encuentra un acceso que nos permite subir a la muralla de Santa Llúcia, donde disfrutaremos de las vistas sobre la catedral, el Paseo Arqueológico, la basílica de san Félix, el monasterio de Sant Pere y los alrededores.
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