Una vez pasado el arco de la Estrella si seguimos recto atravesando una estrecha calle, a pocos pasos, llegaremos a la Plaza de Santa María, lugar que después de la Reconquista en el siglo XIII fue el centro político y religiosos del casco histórico de la ciudad, aunque mucho antes aquí se encontraba el foro romano. Este espacio constituye toda una carta de presentación arquitectónica de lo que veremos en la Ciudad Monumental de Cáceres. Alrededor de esta plaza encontramos importantes edificaciones de entre los siglos XVI al XVII, que vamos a comentar una por una, a continuación.
La plaza está coronada con la Iglesia Concatedral de Santa María la Mayor, construida entre los siglos XII y XVI. A la izquierda se encuentra el palacio Provincial, actualmente Diputación de Cáceres, en cuya fachada vemos la portada, encuadre de ventanas, escudo y cornisa que no le pertenece, sino que proceden del desaparecido Seminario de Galarza, y que fueron colocadas aquí en 1965. Justo enfrente se sitúa el palacio de los Mayoralgo del siglo XVI.
A ambos lados del palacio de los Mayoralgo encontramos otros dos edificios interesantes: a la izquierda está la casa gótica de los Moraga del siglo XV, aunque reformada posteriormente en el siglo XVI y, a la derecha, vemos el renacentista palacio Episcopal, del siglo XVI. En esta última casa señorial se alojó Felipe II a su vuelta de Portugal. Destaca en su fachada los medallones de las enjutas de la portada que representan el viejo y nuevo mundo.
Junto a este último encontramos el palacio de Hernando de Ovando del siglo XVI (aunque la torre es del siglo XV) que toma el nombre de quien fuera el primer gobernador de la isla de la Española y comendador de la Orden de Santiago que participó en la toma de Granada junto a los Reyes Católicos. Éste, junto con su esposa Mencía de Ulloa, se encuentran retratados en los dos medallones situados en los ángulos del arco de la puerta principal, en cuyo centro se sitúa el escudo de gran tamaño de Ovando-Ulloa. La parte superior se encuentra esgrafiado un águila con escudo bajo corona, colocada por Leonor de Ovando y Vera cuando reformó el edifico en el siglo XVIII.
Pero la plaza de santa María no está formada sólo por palacios, aquí, en una de las esquinas de la Concatedral, se encuentra la estatua de san Pedro de Alcántara, patrón de Extremadura. Según la tradición si besas los pies de esta estatua pronto encontrarás pareja y si ya la tienes, entonces te casarás. La plaza también acoge en determinados momentos del año diferentes eventos culturales gratuitos como el Festiva Internacional de Blues, el Festival Europa Sur o el Irish Fleadh, entre otros acontecimientos.
La parte sur de este espacio está anexa a la plaza de los Golfines, donde encontramos el edifico más significativo de la arquitectura civil de la ciudad, el llamado palacio de los Golfines de Abajo, el más grande de la Ciudad Monumental, puesto que ocupa el solar de casi una veintena de casas.
Fue construido entre los siglos XV y XVI como residencia del importante linaje de los Golfines. Aquí se alojaron, durante su visita a Cáceres en 1480, los Reyes Católicos, cuyo escudo se puede ver en la fachada principal, situado sobre la ventana gemela compuesta por un arco de medio punto con capitel jónico, y debajo de la cual se sitúa el escudo de los Golfines sujetado por dos ángeles. Posee una fachada en el que se mezclan estilos como el plateresco, el gótico y el renacentista. Posee dos torres, una en medio de la fachada y la otra a la derecha de la entrada, con matacanes y grandes ventanales. En su interior acoge un museo que tiene como finalidad dar a conocer el patrimonio de este palacio tras su restauración, que pertenece a la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, destacando el llamado Salón de Linajes y el patio.
Si ahora tomamos la calle del Mono llegaremos, haciendo esquina con la cuesta de Aldana, hasta la mansión que da nombre a esta vía, la casa del Mono o de Pizarro-Espadero. Actualmente es la sede de la biblioteca del académico Alonso Zamora Vicente. El edificio se construyó en el siglo XV en estilo gótico. En su fachada podemos ver en su parte superior tres magníficas gárgolas (que representan a una mujer llorando, a un anciano y a un mono con un niño) y los escudos de los Espadero (compuesto de dos espadas cruzadas) y de los Pizarro (compuesto por un pino con dos osos de pie). La casa recibe ese nombre por la figura de un mono encadenado como remate del pasamanos de la escalera del patio interior que sube al piso superior. Y, como otras casas de Cáceres, esta mansión tiene una leyenda que dice que en él vivían un matrimonio, Gonzalo de Cáceres y Marina Alonso de los Nidos, que no tenían hijos. El marido, tras un largo viaje a América, regresó con un mono, al que trataron con todo mimo, tenía su habitación, sus juguetes, etc.…
Un día, en una de las muchas ausencias del comerciante, un joven apuesto pidió a la señora un cobijo donde pasar la noche, a lo que aquella accedió. Al tiempo, cuando su marido regresó, su esposa le recibió con la noticia de que estaba embarazada. La leyenda cuenta que el mono se puso tan celoso que, en un descuido de la pareja, tomó al bebé y lo lanzó por la ventana, causando su fallecimiento. La pobre Marina murió por una fuerte depresión y Gonzalo, lleno de cólera, mandó encadenar al mono hasta que muriera. Incluso hoy en día, hay quien dice que se escucha el llano de un recién nacido por los alrededores de esta casa…
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