Esta catedral es una de las iglesias más antigua de la ciudad, si bien ha tenido una historia llena de incendios y reconstrucciones. En este mismo lugar se levantaba un templo del siglo XII, a partir del cual se sucedieron nuevas construcciones debido precisamente a los destrozos ocasionados por los incendios. El edificio del siglo XVI contaba con dos plantas y se utilizó como ayuntamiento, pero a partir de 1537 fue convertido en obispado. El que vemos actualmente es una obra neoclásica de Christina Frederik Hansen de la primera mitad del siglo XIX, la iglesia anterior a esta quedó destruida en 1807 tras el bombardeo inglés. En 1829 se convirtió en la catedral luterana.
En el momento de su construcción, debido a la falta de recursos, fue incorporado parte de los muros de la iglesia anterior. Sobre la antigua torre medieval se levantó una nueva torre campanario de 60 metros de altura, lo que desembocó en polémica ya que el estilo neoclásico no incluía torres. Ésta alberga cuatro campanas, una de ellas, la que pesa 4 toneladas es la más grande de toda Dinamarca, mientras que la campana más pequeña, utilizada para el servicio de la mañana, es la más antigua del país, datando del 1490.
Hablemos de números: el edificio mide 83 metros de longitud y 33 de ancho. El interior mide 60 metros de largo y más de 25 metros de altura. Con todas sus galerías abiertas, el templo tiene capacidad para más de 1100 personas.
La entrada principal, al pie de torre, está formada por un pórtico neoclásico con columnas dóricas y frontón con relieves con el motivo de la Predicación de San Juan en el desierto realizado en 1827. En el porche, justo encima de las puertas vemos el relieve en el que se representa la Entrada de Cristo en Jerusalén. Por otro lado, a ambos lados de la columnata vemos las estatuas de Moisés, realizada en 1858 por H.V. Bissen; y de David, realizada por J.S. Jerichau en 1860.
Gracias a las profundas reformas que tuvieron lugar entre los años 1975 y 1979, el templo recuperó las formas y decoraciones originales, basadas en los proyectos de Hansen, sobretodo en su interior, que presenta severas líneas neoclásicas y una luminosa nave principal abovedada sostenida por columnas. A los lados se alinean las doce esculturas de los Apóstoles.
La Comisión encargada para la reconstrucción de la iglesia después del bombardeo de 1807, quería decorar el interior con esas estatuas. Mandó realizarlas (además de relieves y la escultura misma de Cristo) al escultor más famoso de Dinamarca: Bertel Thorvaldsen que vivió y trabajó en Roma. Cuando finalmente la iglesia fue consagrada, todas ellas (incluida la de Cristo) fueron exhibidas en su versión de yeso. Se creía que estarían así por mucho tiempo, ya que esculpirlas en mármol era caro, pero en 1848 todas las esculturas hechas ya con esa roca estaban colocadas en su lugar. Thorvaldsen murió en 1844, por lo que nunca vio su obra colocada correctamente en la iglesia.
Se dice que existía una disputa entre Hansen y Thorvaldsen, a cuenta de unos nichos donde colocar las estatuas de los Apóstoles. Y es que, el arquitecto de la iglesia C.F. Hansen había proyectado esos huecos individuales en los que se colocarían cada apóstol. Pero resulta que cuando recibió las esculturas de yeso, éstas eran demasiado grandes para caber en los huecos. Está poco claro que fue lo que salió mal, aunque se cree que a Thorvaldsen no le gustaba la idea de que sus figuras acabasen en esos nichos. Hansen aparentemente también vio la ventaja de no colocarlos ahí y finalmente se decidió crear unos pedestales donde poner cada estatua.
De Thorvaldsen son también, como decimos el Cristo y el relieve que se encuentran presidiendo el Altar. En un principio esta estatua estaba destinada a la iglesia del Castillo, pero finalmente se decidió que permaneciera aquí, junto con el resto de las obras del artista. En su gesto podemos apreciar un tono de serenidad y dando la bienvenido, mientas que a una distancia más cercana se pueden apreciar los estigmas, aunque el escultor lo ejecutó de forma discreta para resaltar al Jesús resucitado, al hombre ya en la tierra.
Justo encima del Altar, vemos un relieve curvado en el que se representa el Camino de Cristo al Calvario. En él se pueden apreciar muchos detalles, dándole a la escena bastante realismo. Como el resto de obras de Thorvaldsen, está realizado con mármol blanco italiano.
Finalmente hay que destacar que en uno de los pasillos laterales de la iglesia se exhibe un busto de bronce de Thorvaldsen, además de otros muchos retratos de obispos y decanos. Pero lo que verdaderamente nos llamó la atención es el lugar donde los fieles encienden los cirios, nos pareció muy original, sobre todo porque la base de la esfera se encuentra cubierta de arena y ahí la gente hace dibujos alrededor de la vela prendida.
Justo frente a la catedral, situado en la pequeña plaza de Bispetorv, se encuentra el Monumento a la Reforma: fue diseñado por el escultor Max Andersen y el arquitecto Harald Lønborg-Jense, e inaugurado el 6 de junio de 1943. Esta columna posee en cada lado de su base relieves que hacen referencia a acontecimientos clave de la Reforma.
Al lado, justo en la equina de la plaza, se encuentra el edificio de Bispegården o casa del Obispo. Ocupa el sitio donde un día se levantaba el segundo ayuntamiento de Copenhague alrededor del año 1400. Tras la reforma, el nuevo obispo luterano ocupó este edificio. Fue destruido en el Gran Incendio de Copenhague en 1728 y reconstruido en 1732, según diseño de Lars Erichsen, un maestro constructor. En 1896 fue sometido a una amplia renovación bajo el mando de Martin Nyrop, conocido por diseñar el nuevo ayuntamiento de Copenhague, completado en 1905.
A unos pocos pasos hacia el norte por la Nørregade se encuentra la Skt. Petri Kirke o san Pedro, iglesia parroquial de la comunidad de habla germana en la ciudad. Se menciona por primera vez en 1304, aunque probablemente fuera fundada en el siglo XII. La primera iglesia de 1380 se quemó poco después. En el siglo XVII fue renovado por Hans van Steenwinckel el Viejo. En el Gran Incendio de 1728, su interior quedó severamente dañado, no así sus muros exteriores, lo que permitió reconstruirla con relativa facilidad. Destaca por su extenso complejo de capillas sepulcrales.
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