Esta ciudad es la capital del estado federado de Brandeburgo, muy próxima a Berlín. Potsdam es muy célebre por la herencia histórica que posee, gracias en mayor medida a la familia real prusiana y sobre todo a Federico Guillermo I que fijó aquí su residencia. Potsdam es una de esas joyas que se conocen poco, a pesar de contar con el parque de Sanssouci que es Patrimonio de la Humanidad, pero una vez el viajero comienza a recorrer sus calles y sobre todo Sanssouci no dejará de disfrutarla.
Idioma Oficial: | alemán |
Moneda: | Euro (€). |
Población 2010: | 148.691 habit. |
Superficie: | 187,27 km² |
Prefijo telefónico: | 0049 331 |
Web oficial: | potsdam.de |
El asentamiento original se fundó en el siglo VII por un pueblo eslavo que lo llamó Poztupimi, cuya posible traducción podría corresponder con bajo los robles. El lugar se mencionó por primera vez en el año 993 y, en el año 1317, ya se refieren a ella como una ciudad pequeña. En el 1416 fue conquistada por Federico I de Hohenzollern pasando, de esta forma, a depender de la Marca de Brandeburgo. Para 1573 era ya una ciudad de mercado que contaba con dos mil habitantes. Llegaría la Guerra de los Treinta Años, que tuvo lugar durante el período de 1618 a 1648, en la que Potsdam perdería casi la mitad de su población.
En 1660 fue elegida como residencia de caza de la Corte de Federico Guillermo I, elector de Brandeburgo, el núcleo del Estado que más tarde se convertiría en el poderoso reino de Prusia. Unos años después, en 1685, el Gran Elector promulgó el Edicto de Potsdam por el que se daba asilo a los hugonotes expulsados de Francia. De esta forma franceses, holandeses, rusos y bohemios poblaron la ciudad embelleciéndola con edificios a lo largo del siglo XVIII.
Federico II el Grande (1740-1786) fijó en la ciudad su residencia e hizo que se levantaran majestuosos edificios reales y numerosos parques, como el palacio de Sanssouci. Berlín sería la capital oficial del Imperio alemán, aunque la Corte permaneció en Potsdam donde tenía su sede algunos funcionarios gubernamentales. En 1838 se uniría ambas ciudades por una línea de ferrocarril y comenzaría la decadencia de Potsdam: en un primer lugar quedó como la residencia de verano de la Corte para después, y ya con la república de Weimar, producirse la nacionalización de Sanssouci cuando Guillermo II abdicó.
Llegaría el Tercer Reich en 1933, año en que un pelotón de nazis se reunió en la Garnisonkirche (iglesia de la guarnición) para celebrar la primera reunión parlamentaria nazi después del incendio del Reichstag en Berlín. En la ceremonia se dieron la mano el presidente Paul von Hindenburg y el nuevo canciller Adolf Hitler, símbolo de la coalición de los militares y el nazismo. De esta manera la ciudad quedó marcada como cuna del Tercer Reich y por ello fue uno de los objetivos prioritarios para los bombarderos de los aliados, ocasionándole la destrucción de la mayor parte de su centro histórico, salvando milagrosamente los palacios de Sanssouci.
Al finalizar la guerra, en el año 1945, tuvo lugar la Conferencia de Potsdam en el palacio Cecilienhof donde se reunieron los líderes aliados (Truman, Churchull, su sucesor Attleem, y Stalin) y se acordó que esta ciudad pasaría a manos soviéticas y, dada su proximidad a Berlín, dispondría de una guarnición del Ejército Rojo. La república Democrática Alemana intentó eliminar los símbolos del militarismo prusiano y a la hora de reconstruir la ciudad se guiaron por criterios que no correspondía con el verdadero estilo arquitectónico, de esta manera, muchos de los palacios prusianos se convirtieron en caserones al más puro estilo del realismo socialista.
Dia 1: Aunque una escapada rápida de un día desde Berlín es lo más común, nosotros recomendamos dedicar a Potsdam al menos dos días. Esta primera jornada la podemos dedicar a visitar el centro de la ciudad y el parque de Sanssouci. El casco histórico es pequeño, accediendo a él a través de la Brandenburg Tor, empezará nuestro periplo por los diferentes lugares de interés: Branderburger Strasse, en cuyos alrededores se encuentra el Barrio Holandés, la iglesia de St. Peter und Paul Kirche, la Französische Kirche, la Nikolaikirche, el Altes Rathaus, el Film Museum Potsdam, el edificio original de la central hidráulica de vapor Wasserwek Sanssouci, la Nauener Tor y más al norte colonia rusa de Alexandrowka, Patrimonio de la Humanidad.
El parque de Sanssouci (también Patrimonio de la Humanidad) guarda verdaderas joyas: la Bildergalerie, la Schloss Sanssouci y sus impresionantes terrazas, el Historische Mühle o Molino Histórico, los Neue Kammern, la Orangerie, la torre de Drachenhaus, el impresionante Neues Palais o la original y delicada Chinesisches Teehaus.
Dia 2: En este segundo día podemos dedicarlo a conocer la zona de Babelsberg Park y Neuer Garten. En aquel primero veremos diferentes castillos y palacios como el Dampfmaschinenhaus, el Schloss Babelsberg, el Kleines Schloss, el Matrosenhaus o la torre de Flatowturm. El Neuer Garten por su parte acoge el Marmorpalais o el palacio en estilo tudor de Schloss Cecilienhof, donde tuvo lugar la famosa Conferencia de Potsdam.
Potsdam es una ciudad muy fácil de visitar, el centro de la ciudad es pequeño y con un relajado paseo puede verse. No es el caso de los parques como Sanssouci en los que hay que ejercitar bien las piernas, aunque eso sí, en un marco muy bonito, todo verde y con unos jardines muy originales. En conclusión un día es más que suficiente para conocer esta parte de Alemania. Es muy recomendable hacer una excursión hasta aquí desde Berlín puesto que están muy cerca y perfectamente comunicadas con transporte público. Podría ser una buena idea viajar hasta Potsdam en barco, sobre todo si vas con pareja en plan romántico. Aunque por supuesto también existe la posibilidad de alojarse en alguno de los hoteles de la ciudad y disfrutar pausada y relajadamente de este bonito lugar.
Ciertamente pasear por Potsdam es una gran experiencia, el centro de la ciudad merece mucho la pena, nos ha encantado el Barrio Holandés y numerosas calles peatonales llenas de tiendas y cafeterías. El Branderburg Tor nos ha parecido curioso porque aunque comparte nombre con su homólogo berlinés no tiene mucho que ver. También nos ha gustado mucho el Nauener Tor con ese aire medieval que parece sacado de un cuento de hadas.
Pero sin duda alguna lo que más no ha gustado ha sido el parque de Sanssouci, con sus majestuosos edificios. Es un lugar que hay que visitar sí o sí. En ese recinto nos ha maravillado la casa de Té China y hemos dejado volar la imaginación con el magnífico Schloss Sanssouci. Recomendamos llevar algo de comida y agua en el parque puesto que es difícil conseguir víveres debido a que no hay comercios en su interior.
Tienes la posibilidad de adquirir en el centro de atención al visitante, ubicado al lado del Molino Histórico, un ticket que te servirá para todo el día y para poder entrar a todos los palacios, el precio ronda los 10-15 €. Señalar que también existe un boleto que complementa al anterior y permite el ingreso a todos los demás espacio de la ciudad, cuesta alrededor de 9-12€, aunque también hay bonos familiares que cuestan alrededor de 20€.
En cuanto al clima es el típico alemán: mucho frío durante los meses de invierno y calor durante los meses de verano. La comida igual: en Potsdam hay menos lugares donde elegir para comer pero, si buscas un poco, siempre hay locales para diferentes gustos y bolsillos, y es que además, siempre nos quedará la deliciosa salchicha alemana regada con una buena cerveza.
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