STONEHENGE

RUTA POR STONEHENGE


Este monumento se encuentra sobre un montículo en la meseta de la campiña de Wiltshire. El nombre de Stonehenge proviene de la unión de Stone (piedra) y Henge (monumento con borde circular); aunque hay quien también señala que proviene de la antigua palabra inglesa Stanhengist, cuyo significado es "piedras colgantes".

Lo primero que debemos saber a la hora de profundizar en la fisionomía del yacimiento es que Stonehenge forma parte de un conjunto ceremonial más grande que conecta cada elemento entre sí. Los diferentes descubrimientos, como el círculo de piedras (Bluestonehenge) hallado en el otro extremo de la Avenida, están revelando indicios de que toda la zona este del río Avon se utilizó en algún momento probablemente como un vasto complejo funerario. La parte más reconocible de ese complejo es el círculo de piedras rodeado de un terraplén también circular y que procedemos a visitar.

Una vez en el parking nos dirigimos a la taquilla donde adquirir los tickets para acceder al interior del recinto. Después pasamos a través de un túnel subterráneo que la conecta con el recinto arqueológico, si bien a partir de 2014, momento en que se abrirá el nuevo centro de interpretación, serán eliminadas la carretera, el túnel y todo elemento externo ajeno a Stonehenge, para intentar que el visitante sienta la magnitud del monumento azotado por el viento en mitad de la llanura verde de Salisbury.

De esta manera a partir de ese año el entorno del monumento cambiará de manera radical. El nuevo centro de visitantes, que sustituye a las antiguas instalaciones de 1968, ha sido diseñado por la firma británica Denton Corker Marshall como un edificio totalmente sostenible y utilizando una tecnología verde aprobada por Breeam (sistema de evaluación internacional de construcciones sostenibles). A primera vista resalta sus 211 columnas de aluminio que, a primera impresión, parecen estar colocadas de manera desordenada.

Su interior acoge, además de una cafetería, espacios didácticos, sala de proyecciones, sala de exposiciones temporales y tienda, una colección permanente en el que podremos ver alrededor de 350 piezas encontradas en las excavaciones del área próxima a Stonehenge como mandíbulas de ganado, instrumentos de piedra, astas de ciervo, joyas, monedas, la reconstrucción del rostro de un esqueleto encontrado cerda del crómlech que pertenecía un hombre que falleció entre 3630 y 3360 a.C., etc.…

Para llegar al monumento desde este nuevo centro de interpretación, los turistas deberán subirse a un sistema de jeeps compuesto por vagones y después de un trayecto de 10 minutos que aprovecha la clausurada carretera A344, se llega al monumento. También se podrá caminar la distancia completa o la mitad del recorrido.

Comenzamos el recorrido provistos de la útil audioguía que nos proporcionarán en la entrada, para ello hay que seguir un camino obligatorio, estando prohibido entrar en el crómlech. Así ya vemos de lejos las imponentes primeras piedras erguidas. Para los amantes de lo místico y lo arqueológico este primer momento será especial, nunca se olvidará las primeras sensaciones cuando se está por primera vez delante de Stonehenge.

Pero lo primero que destaca es el North Barrow (el camino de la visita pasa justo por encima de éste), que junto con el South Barrow, son pequeños montículos de tierra compactada con forma de D que se sitúan dentro del perímetro del surco redondo que limita a las piedras y cuyos centros se encuentran formados por agujeros. Antes de centrarnos en el crómlech nos giramos, dejando el monumento a nuestras espaldas, para ver una de las piedras llamadas Station Stone que se erigieron cerca del anillo de los agujeros de Aubrey.

Diagonalmente se sitúa la otra Piedra Estación. Probablemente se realizaron en la segunda etapa constructiva, midiendo hoy en día 2,74 y 1,22 metros respectivamente. Éstos y los montículos de North Barrow y South Barrow forman un rectángulo perfecto, además de estar alineados a lo largo del mismo eje solsticial con la Piedra Talón y el arco de piedra azul. Por ello a cada uno de esos cuatro elementos se les denominan las cuatro estaciones.

Nos situamos en el punto donde más cerca estaremos del conjunto de piedras que conforman el crómlech. Desde aquí podemos admirar la fisionomía del cuerpo principal constituido por grandes bloques de piedra dispuestos en círculos concéntricos. Podemos comprobar que está compuesto por diferentes tipos de piedra como feldespatos, arenisca silificada y azulada.

De esta forma la primera hilera que vemos es la exterior que posee un diámetro de 29,6 metros. Las Sarsenstones o grandes piedras rectangulares que la conforman son de gres silicio de un color amarillento que se encontraban coronadas por dinteles de piedra. En la actualidad han sobrevivido en esta parte al paso de los siglos 17 columnas (de 30 que lo formaban) y 6 dinteles. La zona donde mejor podremos ver la parte mejor conservada es desde el camino situado junto a la Piedra Talón.

Los dinteles de estos trilitos se encuentran a una altura de 4,4 metros con respecto al suelo, además de pesar 7 toneladas. Los pilares que la sostienen llegan a las 25 toneladas. Es de destacar el machihembrado con que cuentan las losas para tener un perfecto encaje la una con la otra, sistema que se puede apreciar a la perfección en uno de los bloques del gran Trilito. En una de las losas más altas situada más en el interior podemos ver un sobresaliente que encajaría con la cavidad del dintel que se hubiera situado encima.

El siguiente círculo, a 3 metros hacia el interior, lo forma unos bloques de menhires Bluestones, un tipo de dura roca eruptiva de piedra azulada de aproximadamente 2 metros de alto cada uno. Se piensa que, igualmente, estos menhires se encontraban coronados por dinteles del mismo tipo de piedra. Este segundo anillo contaba con 60 bloques de los que actualmente sólo quedan 20.

Mientras que las piedras tipo sarsen son muy comunes en la zona y en el resto de Reino Unido, las bluestones o piedras azules, de cinco toneladas cada una, fueron traídas desde las montañas de Presceli en Gales, situadas a 400 kilómetros de aquí. No se sabe por qué se interesaron por estas piedras, lo que sí es seguro es que debieron de ser importantes para ellos, quizás por su bonito tono azulado original.

Probablemente fueron transportadas en enormes balsas a lo largo de la costa y por el río Avon, para después ser arrastradas por tierra hasta su actual ubicación. Otra teoría es que estas rocas ya se encontraban esparcidas por esta zona gracias a que durante el período de glaciación fueron arrastradas desde aquellas montañas hasta este lugar.

A continuación, un poco más al interior de la estructura, se encuentra un conjunto de cinco trilitos cuya disposición es de forma de herradura. El mayor de esos trilitos, de 8 metros de alto, se sitúa en el área central, mientras que a sus lados están otros bloques de tamaño decreciente de piedra gras y silicio o sarsen.

Por otro lado, es destacable las obras de conservación que se realizaron en los grandes bloques durante los siglos XIX y XX, momento en que se agregaron a la base de los trilitos una capa de cemento como seguridad para evitar la caída de los mismos al tener que soportar el peso de los dinteles. Esa capa de cemento es apreciable en uno de ello, puesto que en el resto no se pueden ver porque se encuentran bajo tierra.

En uno de los bloques que conforman la herradura interior de grandes trilitos, quedan las huellas de unos grabados realizados muchos años después de ser levantados, en ellos se pueden ver las formas de herramientas de metal como hachas y dagas. Y es que la mentalidad comenzaba a cambiar, el estatus social empezaba a estar relacionado con quien dominara la fundición de los metales. Estaba comenzando la transición de la Edad de la Piedra a la Edad de los Metales. Siglos más tarde, durante el siglo XIX algunas personas dejaron otros grafitis cincelados en algunas caras de algunas grandes rocas.

Le sigue, dentro de dicha formación, otra herradura compuesta por 19 menhires con forma de obeliscos de piedra azul (Bluestones) de una altura no superior a los 3 metros. En el interior del conjunto podemos ver una losa tumbada de 4,8 metros de arenisca micácea de color verde pálido, traída desde una zona cercana de Milford Haven. A ésta se le ha dado el nombre de Altar, aunque no se sabe a ciencia cierta cuál fue su uso.

Una de sus características es que presenta un alto contenido en aluminio por lo que emana un leve brillo cuando es iluminada por el sol. Si volvemos a la zona externa del complejo formado por las piedras, podremos ver los llamados como agujeros Y y agujeros Z que son un conjunto de dos circunferencias que cuenta con treinta agujeros cada uno y en cuyo interior se encontraron fragmentos de piedra azul.

Si seguimos por el camino marcado veremos sobre el mismo un círculo blanco. Se trata de la ubicación en que se encontraba uno de los 56 Círculos de Aubrey (en honor a John Aubrey que los descubrió en el año 1650). Los hoyos se disponía circularmente en una zona aún más externa que los agujeros Y y Z.

Según el profesor G. Hawkins estos agujeros se utilizaron para calcular las fases de la luna así como para predecir el mes del año en el que tendría lugar algún eclipse. En la actualidad se sabe que con una circunferencia de 28 marcadores en torno a un círculo central se predice los movimientos del sol y la luna (mareas). Esto ofrece una precisión del 98%, mientras que si se duplica el calendario y se añade 56 marcas, esa precisión asciende al 99,8%, con el beneficio adicional de ser capaz de augurar eclipses.

Desde aquí podemos ver el recinto en su conjunto: la zanja circular de 104 metros de diámetro, 4 metros de ancho y 1,5 de profundidad, y las lomas interiores son apreciables. El profesor Atkinson llegó a calcular que la altura original de esos pequeños montículos habrían sido aproximadamente de alrededor de 1,8 metros.

El South Barrow, que comentábamos anteriormente, con forma de D y unas medidas de 11 por 10 metros se sitúa al este de la loma y la zanja circular, junto a la pequeña entrada sur (sin fecha de datación), a través de la cual discurría un pasillo delimitado por postes de madera que conducía al centro del monumento.

Un poco más allá se encuentra solitaria la otra Station Stone o Piedra Estación. Probablemente ambas rocas fueron colocadas en el período de Stonehenge 3, hace alrededor de unos 4000 años. Como hemos mencionado anteriormente, formaría un rectángulo perfecto con la otra piedra estación, el South barrows y North barrows.

Pero también existen voces que señalan que las dos piedras, junto con otras, formarían las dos facetas opuestas de un octógono, sugiriendo que su construcción corresponde más a un plan geométrico, desafiando así las teorías que aceptan que sus posiciones fueron determinadas astronómicamente.

En este punto del camino nos encontramos muy cerca de la Heelstone o Piedra Talón, roca sin trabajar, se encuentra aislada y ubicada dentro de la zanja de la Avenida. Con un peso de 35 toneladas posee 6 metros de alto (casi 1,5 metros bajo tierra), aproximadamente 2,5 metros de ancho y 2,10 de grosor. Esta piedra de arenisca dura permanece vertical y en línea con la Avenue y rodeado por un parapeto y foso circular de 4,87 metros.

Hay una creencia popular que piensa que la Piedra Talón se encuentra en línea con el solsticio de verano, pero no es así. Sin embargo, análisis astronómicos han demostrado que la roca se encuentra en línea con el movimiento de la luna. Algunas voces consideran que esta piedra formaba parte de un conjunto de 4 que a modo de puerta presidía la entrada al recinto. Entre quienes defienden esas teorías se encuentra Inigo Jones quien ya en 1620 dibujó un boceto de cómo sería dicha entrada.

Al lado contrario, dentro del círculo, se sitúa la Slaughter Stone o Piedra de Sacrificios que mide casi 6,5 metros de largo y desde la cual y hasta poco más allá de la Heelstone, se encuentran espaciados uniformemente tres orificios que comparten el mismo eje que los postes de madera y que se cree pertenecen a la primera etapa de Stonehenge.

A pesar de que en un principio se encontraba dispuesta verticalmente, ahora la vemos tumbada después de haberse caído tan profundamente que sólo podemos ver su cara superior. Se piensa que es uno del par de piedras "portal" que marcaban la entrada al círculo desde la fase más temprana de construcción. Por otro lado su nombre se debe al alto contenido de óxido de hierro encontrado en la piedra que hacen que los pequeños charcos de agua que se forman se vuelvan de color rojo, pero en la realidad no hay evidencias reales de que se utilizara para tal fin.

Finalmente, el elemento más exterior del recinto de Stonehenge es la Avenue o Avenida, camino procesional que discurre por una suave pendiente de 23 metros de ancho y 3 kilómetros de longitud que llega casi al río Avon. Ésta se compone de zanjas internas de movimiento de tierra que comienzas en la entrada del recinto y acaba en el río. Su final está alineado con el solsticio de verano.

Más recientemente, un equipo de científicos británicos ha descubierto en Durrington Walls, muy cerca del monumento, un asentamiento de gran tamaño en el que se supone vivían las personas quienes levantaron Stonehenge hace 5000 años. Han sacado a la luz vestigios de casas (estaban construidas con madera y pisos de piedra), además de restos de cerámica, siles, huesos de animales, camas, armarios y diferentes muebles de madera. Es la población neolítica más antigua del Reino Unido.

Quizás por eso, por los grandes misterios de su origen y de su función, existen diferentes leyendas sobre Stonehenge que intenta explicarlos. De esta forma, quizás la primera de las teorías, fue escrita en el 1136 por el obispo Geoffrey de Monmouth que cuenta que estas enorme piedras fueron traídas desde su ubicación en Irlanda hasta aquí gracias a la magia del mago Merlín para construir un mausoleo para Ambrosio y Pendragón, tío y padre del rey Arturo.

Posteriormente en el siglo XVII, Aubrey dedujo que como el área de estos recintos se encontraban situados en lugares donde no habían llegado ni los romanos ni los sajones, entonces debieron ser los bretones quienes lo construyeron para albergar un templo para los druidas. Por ello, cada solsticio, los que se hacen llamar druidas se reúnen en este monumento que consideran sagrado, formando un círculo alrededor del crómlech para impregnarse de energía positiva.

Otra leyenda cuenta que los hiperbóreos, una raza de gigantes, lo construyeron para adorar al dios Apolo. Esta raza existe en la mitología griega la cual los situaba en el extremo norte de Europa, incluso fueron mencionados por el historiador Diodoro quien escribió que en una isla existe un recinto dedicado a Apolo, siendo los gigantes los encargados de su mantenimiento. Evidentemente no falta la teoría ufológica que señala que la estructura es en verdad un puerto espacial para OVNIS.

La visita terminaría ya fuera del recinto arqueológico donde, justo en el kiosco de entrada (no olvidemos que desde el año 2014 el área está transformada completamente) podemos pedir que nos muestren para ver y tocar un trozo del mismo material con que está hecho los bloques de Stonehenge y otro pedazo de piedra mucho más antigua para poder compararlas.

Por último es importante señalar que existe otra modalidad de visita consistente en poder entrar al círculo de piedras y poder tocarlas y pasearse entre ellas. Ese ticket de entrada cuesta más caro que el general y la visita se realiza muy temprano, horas antes de que se abran las puertas al público en general. Si quieres más información te emplazamos a la web de Stonehenge.

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