ANTES DE ENTRAR EN GIBRALTAR

Antes de dirigirnos a cruzar la frontera vemos en la parte española, en la Línea, un monumento dedicado al trabajador español representado en el momento en que cruzaban la Verja con su bicicleta para cumplir con su trabajo. Esta obra, realizada por Nacho Falgueras e inaugurado en el 1 de mayo de 2003, homenajea a los miles de linenses y campogibraltareños que cruzaron y siguen cruzando la frontera cada día para realizar su trabajo, de hecho, es una clara imagen de un pueblo cuya una de sus principales fuentes de ingresos es trabajar en la colonia británica.

Próximo a la aduana y antes de acceder a ésta, vemos un panel metálico que suponemos es parte de la frontera y que nos llama la atención puesto que está lleno de pegatinas publicitarias sobre varios productos y servicios. Efectivamente se trata de la frontera que separa el Peñón de España. Dicha frontera es una de las mas cortas del mundo con algo más de un kilómetro.

A lo largo de los siglos ha ocurrido varios momentos polémicos que tensionó las relaciones entre España y Reino Unido como la expansión británica en el istmo, considerado en el Tratado de Utrecht como neutral. Por ejemplo, cuando en el año 1805 España, como gesto de buena voluntad, accedió a la petición de Reino Unido para construir barracones para hacer frente a una epidemia de fiebre amarilla o en el año 1908 cuando el ejército británico levantó otra valla aún más lejos del Peñón.

Una vez atravesada la famosa verja, si no vamos en automóvil, nos montamos en el autobús que nos llevará al núcleo urbano y para ello debe atravesar la pista de despegue-aterrizaje del aeropuerto que ocupa todo el istmo. Esta carretera es la única que une Gibraltar con el resto de la península, posee un semáforo que se pondrá en rojo cuando un avión aterriza o despega, obligando a los vehículos a esperar y a ocasionar largas colas. Esta pista de aterrizaje está solo a 500 metros del centro urbano y es considerado uno de los más peligrosos del mundo para los aterrizajes de aviones.