Comenzamos el recorrido por el Regio IX por la Casa de Giulio Polibio, atribuida a este hombre, que formaba parte de la administración de la ciudad, porque a él se refieren las inscripciones de las fachadas y alrededores, además de encontrarse en su interior un anillo donde se hace referencia a él, al igual que en una inscripción colocada delante de un edículo dedicado a los Lares. El edificio, que data del siglo II a.C., cuenta con una planta inusual en comparación con otras casas de Pompeya. Tenía una fachada pintada con el primer estilo, además de poseer dos entradas que conducían a dos vestíbulos separados que, a su vez, daban acceso a dos partes distintas de la casa. El lado oeste probablemente contenía los cuartos de los sirvientes, tenía acceso a la planta superior, pero sin embargo no tenía entrada directa al peristilo situado en la parte trasera.
El lado este tenía unas fauces decoradas con unas mezclas del primer y cuarto estilo, dando acceso a un vestíbulo que continuaba la decoración de aquellas. Aquí vemos una puerta falsa situada a la izquierda, probablemente para equilibrar visualmente el conjunto con la puerta que sí es real a la derecha. Junto a la puerta pintada se encontraron numerosas ánforas y cal que atestiguan que la casa estaba en obras en el momento de la erupción. Desde aquí se accede al atrio, con un impluvium en el centro, que cuenta mayormente con las paredes revestidas de una capa gruesa de yeso sin decorar, aunque también hay restos de una cornisa. Las habitaciones que dan al atrio estuvieron lujosamente decoradas, principalmente con el primer y segundo estilo. Desde el atrio un corredor corto conduce al peristilo, en cuyo lado derecho hay un tramo de escaleras.
El peristilo está porticado en tres de sus lados, cuyos deambulatorios están decorados con el tercer estilo, conteniendo pequeños dibujos de paisajes, animales y frutas. Aquí se han colocado las reproducciones de dos armarios de madera, basados en los calcos de yeso hechos en la casa y que se exponen al lado mismo. Alrededor del peristilo se encuentran diferentes habitaciones con una decoración al fresco bien conservada. El triclinio presenta una decoración basada en el tercer estilo, en cuyo panel central se representó la escena del “Castigo de Dirce”, mientras que el resto de paredes parecen estar sin terminar, de hecho, toda la casa parece que estuvo en obras en los años posteriores al terremoto del año 62 d.C. Aquí se encontraron una estatua de bronce de Apolo, los restos de tres lámparas también de bronce, al menos quince recipientes de bronce y diferentes vajillas. Adosadas al triclinio se sitúan tres habitaciones decoradas con frescos: una sala de recepción dividida en dos y un par de oecus.
De nuevo en la vía de la Abundancia, a pocos pasos se encuentra la Casa de los Castos Amantes, la cual, al igual que el resto de la ínsula, es aún objeto de trabajos de excavación, estudio y reconstrucción que comenzaron en el año 1987. El nombre de la casa deriva de un fresco situado en el triclinio en el que se ve a una pareja en un banquete dándose un beso bastante tímido. Este inmueble era de uso mixto, contaba con una panadería y una casa anexa. En el lado derecho de la fachada había un letrero en el que se representaba con tono de humor a Príapo, un dios menor de la fertilidad y la abundancia, quien lleva puestas las sandalias aladas de Mercurio, por lo que esencialmente robó al dios de los ladrones. El vestíbulo se abre directamente a la panadería, anexa a la cual se encontraron los esqueletos de las mulas utilizadas para hacer girar los molinos para moler el grano y obtener la harina para elaborar el pan.
El siguiente edificio que destaca es el termopolio de Aselina, que presenta una estructura típica que consistía en una amplia puerta abierta en la calle que daba acceso al interior. Los termopolios eran los lugares donde se servían comidas y bebidas caliente y vino, constando de un mostrador de obra, donde estaban incrustadas las dolia, es decir, unas vasijas de barro que se usaban para almacenar alimentos secos, como las nueces. El de Asellina es uno de los ejemplos más completos de este tipo de establecimientos en Pompeya ya que, en el momento de su excavación en el año 1911, se encontraron casi todo el mobiliario con que contaba, como platos, vasos, jarros, copas tanto de broce, como de vidrio y de terracota, etc., donde se servían las comidas y las bebidas vendidas.
El mostrador está enlucido de color rojo, mientras que su parte superior está cubierto por trozos de mármol. Al final de la encimera había un horno de mampostería que incorporaba una caldera de bronce con tapa. Al fondo de la sala se sitúan veintidós ánforas de vino que se han mantenido en el mismo lugar donde se encontraron. Detrás de la barra se encontraron restos de estanterías de maderas suspendidas del techo, donde se apilaban las ánforas. El establecimiento también contaba con santuarios a los Lares (dioses domésticos), Mercurio (dios del comercio) y Baco (dios del vino), ya que estos eran los dioses más importantes para este tipo de negocio.
Ya hemos visto que en la planta baja se servían comidas, pero el establecimiento tenía un segundo piso, comunicado por unas escaleras, que estaba ocupada por una posada que contaba con habitaciones para huéspedes. Sin embargo, algunos estudiosos piensan que pudo albergar un burdel, debido a las inscripciones con los nombres de muchas mujeres pintados como parte de un anuncio en las paredes exteriores del termopolio, de hecho, la denominación de este sitio proviene del nombre de una mujer Aselina que, junto con sus compañeras, Aegle, Maria y Zmyrina sirvieron en el restaurante.
A apenas unos poquísimos pasos se sitúan en hilera una serie de tiendas que en su mayoría permanecen aún enterradas, sin embargo, podemos ver sus fachadas, de las que destaca la de uno de esos locales, la denominada Casa de Venus y los Cuatro Dioses, llamada así por las pinturas de esos dioses que se encuentran en la fachada.
A la izquierda también vemos la fachada de un taller, probablemente estuvo ocupado por tintoreros, que cuenta con una terraza que sobresale sobre la calle. Aquí vemos un edículo (un pequeño santuario similar a un templo) que alberga figuras fálicas. Las representaciones fálicas son parte integral del lenguaje figurativo del tejido urbano de Pompeya. Para los romanos los falos situados en espacios públicos, tiendas o casas tenían una función protectora que alejaban el mal de ojo, puesto que creían que el icono erecto de un pene propiciaba la influencia de las fuerzas benignas. Ello está relacionado con el culto al dios Príapo, hijo de Venus y Dionisos, que tenía el miembro con un tamaño exagerado por un castigo que le afligió Hera, celosa de Venus.
La Casa degli Epidii también es conocida como la Casa de Marcus Epidius Rufus, a quien se atribuye la propiedad del edificio porque se encontró en su interior un sello de bronce con su nombre, además de existir también en su interior un lararium dedicado por dos libertos de la casa a los Lares y al Genius de su amo Marcus. La fachada del edificio se levanta aproximadamente un metro con respecto al nivel de las casas contiguas, ya que la casa construyó sobre una terraza elevada de aproximadamente 1,3 metros de altura con respecto al nivel de la calle. El acceso se realizaba a través de dos escaleras situadas a cada extremo de dicha terraza.
La casa se construyó en época samnitas, en la segunda mitad del siglo II a.C., es por ello que su disposición es inusual, con respecto al vestíbulo y las fauces. El primero tenía una puerta triple que daba a la calle: la situada a la derecha era usada por los visitantes, mientras que las otras dos, que estaban entre el vestíbulo y las fauces, sólo se abrían para la recepción de clientes o invitados especiales. Las pequeñas fauces conducían a un atrio rectangular dominado por cuatro columnas dóricas de 4, 3 metros de altura, dispuestas alrededor de un impluvium central. En torno al atrio se distribuían las habitaciones residenciales: a cada lado se sitúan dos salas enfrentadas cuyas entradas se encuentran decoradas con dos columnas dóricas; la de la derecha contiene el mencionado anteriormente lararium.
En frente del atrio se abre el tablinum que tiene una gran ventana que da al jardín de la parte trasera. A la derecha se encuentra el triclinium que, a diferencia de las mencionadas salas, sí ha conservado la mayor parte de su decoración, encuadrada en el cuarto estilo, aunque demasiado descolorida. Detrás se abre una columnata de ladrillo añadido en época imperial que daba acceso al gran jardín que parece ser que se utilizó para el cultivo de hortalizas, aunque una pequeña sección elevada en el extremo norte, posiblemente albergó un jardín de flores.
Y de esta manera llegamos al cruce de la Via dell’Abbondanza (Decumanus Maximus) con la Via Stabiana (Cardo Máximo), la cual seguía originalmente el trazado de la carretera principal que unía Pompeya con Stabiae y Sorrentum, pero a medida que la ciudad fue creciendo, aquella carretera se convirtió en la arteria principal norte-sur del entramado urbano. Después, a lo largo de los años, esta vía se fue prolongando hasta llegar a la Puerta del Vesubio, situada en el norte y, por tanto, conformaban un cruce con los dos principales documani (ejes principales este-oeste): Via dell'Abbondanza y la Via di Nola, empezando así un patrón cuadricular que influiría en el desarrollo urbano de la ciudad.
Sin abandonar el Cardo Máximo, aquí se encuentra la Casa de Marco Lucrecio en la vía Estabiana, la cual tenía originalmente un plano bastante estándar y regular, pero fue modificado cuando se le añadió una segunda casa, dando por resultado un nuevo plano irregular con dos entradas. En el acceso principal, en la vía Estabiana, se abren las fauces que se encuentran decoradas con el cuarto estilo, consistentes en paneles azules sobre un friso rojo. En los paneles centrales de cada pared lateral había dos grandes pinturas: la sur contenía una escena en la que se representaba un grupo de mujeres músicas que al principio dio nombre a la casa, mientras que la pared norte cuenta con un fresco de Ceres.
Las fauces conducen al atrio donde, a la derecha, se sitúa un lararium que imita un templo. El atrio con un impluvium en el centro ha perdido gran parte de su decoración al fresco, pero los pocos restos de yesos que se conservan nos hace pensar que consistió en una zona central amarilla situada sobre un friso rojo inferior. Al norte del atrio se sitúan dos cubículos abovedados, uno de los cuales está decorado con el cuarto estilo, consistente en paneles blancos enmarcados, en cuyos centrales se representan escenas mitológicas: en la pared norte un Sátiro y una Ménade, en la oeste Narciso con un Cupido y en la este a Venus con Cupidos. En el otro cubiculum, que tiene una decoración muy similar, los frescos representan las siguientes escenas: Venus Pescadora en el muro norte, Polifemo recibiendo la Carta de Galatea en el oeste y Friso y Hele en la pared este.
Adosada al anterior, se encuentra un ala que conduce a la cocina y letrinas, por un lado, y por otro a una pequeña habitación sin decoración. Frente a las fauces se sitúa el tablinum, cuyas paredes conservan pocos restos de yesos muy descoloridos y que cuenta con un suelo decorado con un mosaico realizado con el estilo de opus tesselatum, con un patrón geométrico en blanco y negro y un panel central hecho con opus sectile. En la pared norte el tablinum contaba con una gran ventana que daba al jardín.
A la derecha de éste se sitúa un gran triclinio, que también cuenta con una ventana que da al jardín, ricamente decorado con paneles amarillos y rojos y motivos florales. En los centrales se representaron escenas mitológicas, como la de Hércules y Onfalia (en el Museo Nacional de Nápoles) y la del Triunfo de Baco. La decoración se completa con un suelo ornamentado con un mosaico geométrico en blanco y negro. Justo al lado vemos otra habitación que presenta una decoración similar al atrio, con pequeñas pinturas de vida marina fantástica y escenas en los paneles centrales que fueron retirados. Completando las salas que dan al atrio, nos quedarían dos cubículos decorados de manera similar a los que se sitúan en el lado norte, con escenas mitológicas, como el de Quirón y Aquiles o el de Selene y Endimión.
A la izquierda del tablinum un corto tramo de escaleras conduce a una primera habitación decorada con el cuarto estilo y con una ventana que da al jardín. Le sigue otra habitación también decorada con el cuarto estilo y donde se encontró el fresco que dio nombre a la cara, en la que se mostraba útiles de escritura junto con el nombre de M. Lucretio. Estamos ya en el jardín elevado, alrededor del cual se reparten una serie de habitaciones que se encuentran en mal estado. En el jardín vemos una fuente de mármol escalonada que alimenta una piscina circular. En el lado norte del jardín se encuentra una gran área de servicio que incluye una habitación con un tramo de escaleras que conducía al piso superior y además otro tablinum, otro atrio y otro acceso a la calle.
En la ínsula vecina, de hecho la ocupa totalmente, encontramos las Termas Centrales que constituyen las mayores de toda la ciudad. Se levantaron en el contexto de renovación urbana, tras la devastación del terremoto del año 62 d.C., pero nunca llegaron a completarse. Para su construcción se siguieron en su diseño las últimas innovaciones en la concepción termal, consistentes en dejar entrar más luz al interior y proporcionar más espacio para hacer ejercicio en el exterior. Otra de sus características es que contaban con un solo complejo termal que serían concebidos para ser utilizados sólo por hombres o en diferentes franjas horarias para ellas y para ellos.
El complejo de los baños contaba con tres entradas en sus lados norte, oeste y sur que conducían directamente a la palestra (la gran área abierta central), mientras que en el lado este habría dos entradas para la zona de servicios. Los estudiosos piensan que la entrada principal se había concebido en el lado norte, ya que a través de un pequeño vestíbulo se accedía al apoditerium o vestuario, el cual nunca llegó a terminarse, aunque hay quien piensa que se trataba de una tienda donde se hubiera vendido alimentos y otros artículos a los usuarios. Sea como fuere, a partir de aquí se abre el frigidarium, concebido como una gran sala rectangular con un lavabo para los baños fríos en su pared este.
Desde el frigidarium se accedía al tepidarium que a su vez se abría al caldarium, todas ellas con grandes ventanales que se abrían a la palestra. Estos baños también habrían tenido probablemente un laconium (sala caliente y seca), que se accedería desde el caldarium, y que contaría con tres pequeñas ventanas colocadas en el techo abovedado. Aunque las salas que componen el baño estaban casi terminadas, ya contaba con suelos huecos y las paredes ya estaban acabadas, faltó colocarse el revestimiento de mármol. La construcción de los hornos, que se hubiera situado fuera del corredor de servicio, aún no había empezado a construirse, mientras que la gran palestra no estaba limpiada por completo en el momento de la erupción, de hecho, quedaron restos del bloque residencial que fue demolido para permitir su construcción. También se había rebajado un área en el lado este de la palestra para acoger una piscina que no llegó a completarse, al igual que un canal de drenaje que tendría que haber llevado las aguas residuales de la piscina a una letrina.
Del Regio IX y hasta día de hoy, ya que las excavaciones avanzan y se pueden descubrir más casas interesantes, destacamos tres edificios más: la Casa de los Pigmeos, la Casa del Cerdito y la Casa de Obellio Firmo. Aquella primera se articula alrededor de un atrio, desde donde se abren a una serie de salas decoradas con frescos sencillos, a excepción de un fresco en el que se representa un paisaje nilótico realizado en el siglo I d.C., de donde deriva el nombre de esta casa. En él se muestran a pigmeos (uno de ellos llevando dos canastas y con un gran falo) en las orillas de un gran río que está poblado de patos y plantas de loto y donde emergen islotes y franjas de tierra conectadas por un muelle de madera, además de un pequeño templo y una estatua del dios cocodrilo Sobek.
Por su parte, la Casa del Cerdito toma su nombre de una pintura de la cabeza de este animal situada en la pared norte de la cocina, donde además también se encuentran dibujos de alimentos listos para cocinar, como salchichas, anguila y pinchos de carne. También se la conoce como Casa de Sulpicius Rufus por un sello que se encontró dentro de la vivienda que lleva ese nombre. Desde la puerta de acceso se llega a un pequeño peristilo, en cuyo lado norte hay un lararium pintado con dos Lares a cada lado del altar. Finalmente, la Casa de Obelius Firmus, construida durante el período samnita, es una de las más grandes de Pompeya, distribuida en dos atrios, uno de ellos monumental y el otro rodeado de habitaciones residenciales, y un peristilo. En su interior destaca una caja fuerte de madera cubierta de chapa de hierro y los frescos en algunas de sus habitaciones.
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