Dejando el acceso del recinto atrás, pasamos por el patio oeste en el cual se encuentras 3 pozos llamados kouloures y que pudieron tener la función de contener ofrendas o de depósitos de cereales o cisternas. Llegamos a la puerta de entrada oeste del palacio (A), lugar que pudo haber sido el punto donde el rey recibía a las personalidades extranjeras. Desde este aquí, una puerta doble se abría al llamado corredor de las procesiones (B), nombre que toma de los frescos que lo decoraban en los que se representaban una larga procesión de hombre y mujeres portando ofrendas. Este corredor, interrumpido actualmente en el sur, conducía originariamente hasta la entrada suroeste del palacio, donde terminaba en un imponente pórtico escalonado.
En nuestro recorrido vemos a la derecha de la pasarela la denominada Casa Sur, que perteneció al sumo sacerdote. El corredor de la procesión gira ahora hacia el este donde vemos el pórtico sur o también llamado el pórtico de los Grandes Propileos (C), reconstruido por el arqueólogo inglés Arthur Evans y decorado con copias de los frescos de los Coperos o Portadores de Agua.
En esos frescos podemos ver representados a diferentes personajes ágiles y esbeltos que caminan de una manera ceremonial, mientras llevan con ambas manos recipientes sagrados. También formaban parte de esta procesión hombres vestidos con túnicas, quizás representaban a músicos, y una sacerdotisa. Se ha especulado que los coperos de Knossos pudieron ser jóvenes príncipes griegos que, al igual que hizo Teseo, permanecían aquí para aprender más sobre la cultura cretense. Se trata pues de una composición única gracias a la seguridad de su trazado y silueta. A un lado, también podemos ver los Cuernos de la Consagración que antaño decoraban toda la fachada sur.
Aproximándonos ya hacia el Gran Patio, antes de llegar nos encontramos con la copia del fresco del Príncipe de los Lirios, cuyo original se encuentra en el Museo Arqueológico de Iraklion. Esta imagen, de 1,20 metros, en la que vemos a un joven caminando por un campo de lirios, está realizado con la técnica de estuco duro, modelado y después pintado. En el fresco se observan las características básicas de la pintura mural minoica, es decir, es un arte con mucho colorido, alegre, dinámico, amantes de la naturaleza, etc... Está datado sobre el 1400 a.C., por lo que está englobado en el Minoico Reciente II. Cuando Arthur Evans lo encontró, pensó que se trataba del mismo rey Minos, aunque eso nunca ha quedado demostrado.
En el lado sur del pórtico se ha colocado un gran pithoi o para que nos entendamos una gran vasija, destinada normalmente al almacenaje de diferentes productos, sobre todo cereales y aceite. Subiendo la escalera (D), también restaurada por Evans, se llega a la sala Hipóstila o Santuario de las Tres Columnas (F), constituido por varias salas comunicadas con dos criptas de pilastra (G) y que se encontraba decorado con frescos, como el de un matrimonio sagrado. Aquí se encontró la escultura denominada Diosa de las Serpiente que se expone actualmente en el Museo Arqueológico de Iraclion.
Detrás del santuario y exactamente encima de los Almacenes Occidentales (donde vemos diferentes estancias con dos hileras de pithoi grandes, que se utilizan para almacenar materiales secos como el grano) se encontraba el Gran Salón utilizado para grandes reuniones, mientras que al norte del mismo se sitúa el Salón del Santuario donde se encontró el famoso fresco llamado las “Parisinas”. Esta estancia columnada se sitúa justo encima de la sala del trono, el cual es posible ver desde un tragaluz en el centro. Aquí se exponen, además, diferentes copias de frescos encontrados en Cnosos.
Entre esos frescos se encuentran las Damas de Azul, el Argonauta, Mono Azul, Pájaro Azul y Espectadores en un santuario. Pero de entre todos vamos a destacar el fresco de la Taurocatapsia o salto del toro, famoso deporte ritual minoico en el que el atleta realizaba peligrosos saltos acrobáticos a lomos de un toro, sin dañar ni matar al animal. En él observamos que la figura rojiza representa a un varón y las blancas a mujeres. Todos esos frescos originales se exponen en el Museo Arqueológico de Heraklion.
Desde esa planta también se pueden ver las estructuras del llamado corredor de las tiendas (E) y donde aparece el símbolo minoico del hacha de doble filo. Desde la sala hipóstila descienden unas escaleras que llevan al patio central.
El patio central (I) posee unas medidas de alrededor de 60 x 29 metros, es el corazón del palacio que proporcionó luz y aire a todo el recinto. La distribución del palacio alrededor del patio queda como sigue: al oeste están las salas para las representaciones diplomáticas y a lo largo del flaco occidental el santuario y la sala del trono, al este las dependencias privadas y al sureste los aposentos de los reyes. Este patio se encontraba pavimentado, la mayor parte del cual fue usado por los venecianos para las fortificaciones de Heraklion. Se piensa que este era el lugar donde se realizaban varios rituales y fiestas, ya que tanto la entrada Norte como Sur conducen hasta aquí.
Al lado del santuario se encuentra la Sala del Trono (H), en la que podemos ver un banco de piedra que discurre en tres de sus paredes, dejando espacio en el centro de la pared norte para acomodar al trono, encontrado in situ. A la derecha e izquierda del trono, las paredes se encuentran decoradas con copias de murales en los que se representan a grifos, criaturas místicas con cuerpo de león y cabeza de águila, sentadas entre estilizadas flores que custodian el trono y que simbolizan el poder real y divino.
En el centro de la estancia se sitúa una cuenca lustral. En la pared este vemos una puerta cerrada, no accesible, que conduce al Santuario Interior donde se guardaban figuras de divinidades y vasijas rituales, mientras que al sur de la sala vemos una balaustrada con columnas y un espacio rectangular hundido (a modo de bañera) con seis escalones y que corresponde con el tragaluz que hemos visto anteriormente desde el piso de arriba. Se cree que fue utilizado para realizar algún tipo de ritual en el que se limpiaba el cuerpo y el alma y, por tanto, esta sala era considerada como un lugar sagrado.
También se piensa que esta estancia corresponde a la Sala del Trono principal que fue utilizada como lugar de reunión del Consejo y Tribunal de Justicia, que estaría presidido por el rey Minos y los sacerdotes. Como curiosidad, el asiento del presidente de la Corte Internacional de La Haya es una copia de madera del trono de alabastro que vemos aquí.
Nos vamos ahora al otro lado del patio, donde se encuentra la monumental Gran Escalera (J) que conduce a los apartamentos reales. Estas escaleras están consideradas toda una proeza de la arquitectura minoica, en la que vemos claramente la importancia que les dieron a los tragaluces que constituyeron una importante característica palaciega minoica. Esta parte se encuentran cerrados al público, por conservación y protección. La Gran Escalera tiene dos alas y está enmarcada por una columnata que sostiene la superestructura.
Las columnas minoicas originales, al igual que sus capiteles, generalmente estaban hechas de madera por lo que no han sobrevivido, las que vemos aquí son restauradas. Los dos niveles inferiores son originales, mientras que los dos superiores han sido restaurados. La galería superior es conocida como Sala de la Guardia Real y que, ciertamente, aquí habría guardias colocados a cada lado del rellano para controlar el acceso a los apartamentos, talleres y almacenes reales. El rellano está decorado con un fresco con escudos con forma de ocho.
Desde aquellas escaleras se accedía a la sala de las columnas que a su vez conducen al megarón del rey (K) o Sala de las Dobles Hachas, por estos característicos símbolos minoicos de sus paredes. La estancia está construida con piedras sin mortero. El megarón se compone de sala principal de doble puerta y pasillos circundantes que proporcionaba luz y aire fresco. En el corredor oeste se encuentra la reproducción del trono de madera del rey y copias de frescos.
A continuación, se llega al megarón de la reina (L), apartamentos más pequeños que los del rey, pero sin embargo igual de lujosos. Contenían ventanas, bancos, un pasillo y habitaciones secundarias, en las que se encontraba un baño que contaba con agua corriente. La estancia precedente está decorada con una copia del famoso fresco de los delfines. Formando parte de los aposentos de la reina está el Tesoro (M). El día en que estuvimos allí, estas salas estaban cerradas al público, ni siquiera pudimos acercarnos porque se encontraban en proceso de mantenimiento, por lo que nos tuvimos que conformar con verlas desde lejos.
Cerca, ya fuera del sector sureste del palacio y casi tocando la esquina de éste, podemos ver la denominada Casa del Coro Alto, construido en el Período del Palacio Nuevo (1700-1450 a. C.) y relacionado funcionalmente con el recinto palaciego. Sólo ha sobrevivido su planta baja, donde vemos una puerta de entrada central flaqueada por dos columnas que conducen a un estrado elevado en el que se encuentra los restos de una base para un trono o un altar, en el que probablemente había algún tipo de objeto de culto.
En la parte trasera del megarón del rey está el barrio de los sirvientes, formado por talleres (Ñ) y la llamada Aula Escolar. En esta zona del ala este del palacio se situaba el taller de lapidarios, donde se encontró multitud de fragmentos de andesita, una roca ígnea volcánica, con los que los artesanos estaban trabajando en el momento en que el palacio fue destruido. Después le sigue el taller del alfarero, donde vemos algunas vasijas o pithoi.
A continuación, destaca el almacén de los Grandes Pithoi Minoicos (O), cuyos tamaños son impresionantemente grandes, llegando a medir alrededor de 1, 75 metros. Estas grandes vasijas contienen multitud de asas alrededor del cuerpo, por donde se pasaban cuerdas para facilitar su transporte, a propósito de lo cual, hay que recordar que los minoicos tenían sendos vínculos marítimos comerciales desde Oriente Medio hasta Egipto, pasando por las islas del Egeo. Estos enormes frascos también recuerdan el mito de Glaukos, hijo de Minos, en el que se cuenta cómo éste calló dentro de un pithoi lleno de miel, muriendo ahogado.
Un estrecho corredor empinado y pavimentado (P) une el patio central con la entrada norte del palacio. Por aquí, hace miles de años, los visitantes que llegaban por mar accedían a Cnosos, aunque originalmente ese corredor era más ancho, en el período neopalacial se redujo por la construcción de bastiones a ambos lados, cada uno de los cuales contaba con una terraza con columnas en la parte superior. De ellos, hoy en día podemos ver restaurado, también por Evans, el bastión occidental.
Adornando la pared interior de ese bastión vemos una copia del fresco en relieve de un toro en un olivar del 1500 a.C. En él se representa la captura de un toro salvaje en un paisaje lleno de olivos. La fuerza y a la vez el terror del toro se captura vívidamente en la representación de la cabeza del animal.
Descendemos por la rampa hasta ver los pilares cuadrangulares de la llamada Aduana (Q), edificio que contenía una cuenca lustral rodeada de columnas. Evans creyó que, dado que estos restos se encontraban al final del camino que conducía desde el puerto al palacio, se trataba de una especie de aduana. Cerca de este edificio encontramos otras construcciones como los restos de la casa del gran sacerdote.
A la izquierda del Cuerpo de Guardia (R), se sitúa la denominada Sala del Baño Lustral (S), llamada así porque contenía la más grande y profunda de todas las cuencas lustrales del Palacio de Knossos. Fue también parcialmente reconstruida con bloques de piedra caliza revestidos con yeso.
La Sala del Baño Lustral posee unos escalones en tres de sus lados con columnas en parapeto en dos de los lados, mientras que en la balaustrada de la escalera también cuenta con columnas similares que conducen hasta su interior.
Más al norte, ya fuera del palacio, se encuentra el denominado Teatro. Se trata de una estructura cuadrada y elevada, bordeada por escalones en sus lados este y sur en los que se sentaban unas 400 personas. En la esquina sureste del teatro existe una estructura con forma de bastión que se cree que pudo haber sido el lugar donde se situaban el rey y su familia. Probablemente en el teatro tenía lugar actividades de naturaleza religiosa. Desde esta zona parte el llamado Camino Real que conduce hasta el Palacio Pequeño, cerrado al público, el cual era tan lujoso como el gran palacio, pero a mucha menor escala. Toda esa zona acogía el barrio aristocrático y pudo haber albergado a miembros de la familia real.
Antes de finalizar, es necesario reseñar un tema interesante como es la administración del agua. A lo largo del recinto palaciego podemos ver diferentes restos del sistema de drenaje, sobre todo en el ala este. Y es que el palacio tenía al menos tres sistemas de gestión diferentes: suministro, drenaje para el agua de lluvia y drenaje para las aguas residuales. Esos sistemas eran impresionantemente avanzados para la época, incluso se han descubierto sistemas similares en otros palacios minoicos. No hay que olvidar que el megarón de la reina contaba con letrina con sistema de descarga con agua. Así, a lo largo del recorrido por el palacio podemos ver diferentes surcos o acequias y tuberías de cerámica que se estrechaban en un extremo para que cuando eran ajustados mantuvieran la presión, posteriormente eran sellados. El agua era transferida hasta Cnosos a través de un acueducto de diez kilómetros desde los manantiales de Archanes.
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