La plaza de san Martín se encuentra anexa a la plaza de Medina del Campo. Aquella comienza en las escalinatas presididas por dos esculturas labradas en mármol de unas esfinges barrocas que adornan su escalinata, realizadas por Francisco Bellver, tras el encargo que el Ayuntamiento le hizo en 1850. Finalmente, las estatuas fueron colocadas aquí en el año 1852. Este espacio también es conocido como plaza de las Sirenas, al contrario de lo que muchos piensan, ese nombre no proviene de las esfinges, que no son sirenas, sino de los capiteles de la galería porticada de la iglesia de san Martín, donde se encuentran representados estos seres mitológicos.
Por otro lado, no se sabe a ciencia cierta si el Ayuntamiento de Segovia encargó al artista unas sirenas y éste las realizó dejando volar su creatividad o por simple desconocimiento de lo en verdad eran. Lo que sí está claro es que la plaza ya se la conocía con el nombre de aquellos sires mitológicos desde la Edad Media. De cualquier forma, actualmente también es conocida como plaza de Juan Bravo debido a la estatua del líder comunero que la preside.
Encima de la escalita de la plaza se encuentra el Palacio del rey Enrique IV, mandado construir por el rey Juan II para ser la casa de su heredero. El edificio se empezó a construir en el año 1455, y tras la muerte del rey se dividió en varias viviendas destruyendo así su plano original. A lo largo de los siglos el edificio ha cometido multitud de funciones, sufriendo importantes transformaciones. Actualmente acoge el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente.
Durante el Medievo, la plaza lucía muy diferente a como la vemos en la actualidad, antaño sólo se levantaba el torreón de los Lozoya del siglo XIV, cuyo carácter defensivo es evidente, y la iglesia de san Martín. Pero tras asentarse aquí Enrique IV en el siglo XV, dejando el Alcázar sólo para actos oficiales, provocó que parte de la Corte se trasladara, lo que hizo que la fisionomía de la plaza cambiara radicalmente. En ese contexto encontramos construcciones nobles como la Casa del Correo, situada cerca del palacio del rey, y la casa del Siglo XV. Esta última se le conoce como casa de Juan Bravo, porque se ha creído de manera errónea que fue el hogar del líder comunero, cuando el edificio perteneció a su suegro y no a él.
El monumento que más destaca entre todos es la iglesia de San Martín, obra característica del románico segoviano del siglo XII coronada con una torre mudéjar con chapitel barroco. En tres de sus lados posee un elemento distintivo del románico segoviano, las galerías porticadas con capiteles historiados: en su lado norte representa pasajes de la Natividad y Pasión, mientras que en el sur vemos representaciones figurativas. El tercer lado, el oeste, se encuentra junto a la portada principal, la cual está adornada con estatuas de personajes del Antiguo Testamento.
En su estructura interior, formada por tres naves, crucero con cimborrio de ladrillo y cabecera tripartita, aún pueden verse las huellas de la antigua iglesia mozárabe sobre la que está construida. De entre sus obras de arte destacan: el tríptico flamenco de Adran Isembrandt, un retablo barroco, los sepulcros de la familia Herrera, un Cristo yacente atribuido a Gregorio Fernández, etc.…
Haciendo esquina con la calle Juan Bravo se encuentra el edificio renacentista de la Cárcel Real o Cárcel Vieja construido en el emplazamiento de una domus romana, de hecho, en el solar que ocupa el mencionado torreón de los Lozoya se encontraban las termas romanas. El edificio que nos ocupa ahora se levantó en el siglo XVII, sustituyendo un monasterio de monjas de finales del siglo X, para servir como cárcel; en la prisión primitiva estaría preso personajes tan ilustres como Lope de Vega en el año 1577. En el siglo XVIII se cerró la prisión y el edificio fue rehabilitado como mansión, hasta el 1842, momento en que acogió la biblioteca pública, función que continua actualmente. Sobre la portada se encuentra el escudo de los Austrias, mientras que la rejería de las ventanas posee un alto interés, puesto que son elementos originales de cuando el edificio se usó como cárcel. Tras el zaguán se conserva el arco románico que procede de la antigua ermita de san Medel, mientras que el techo artesonado es una copia de la iglesia de san Millán.
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