El puerto de Eraclio nada tiene que ver con sus hermanos en Haniá o Réthimo, y es que al contrario que éstos, el puerto de esta ciudad ha perdido mucho encanto, eso sí, posee un castillo marítimo muy interesante que protege la entrada al mismo, conocido como la fortaleza de Koules, de la que hablaremos más adelante.
Se desconoce la fecha de las primeras construcciones portuarias, pero sí se sabe que la bahía natural de Heraklion se convirtió en uno de los puertos más importantes del Mediterráneo oriental, a pesar de no ser ni grande ni profundo, por su posición estratégica. El primer intento de crear un puerto como tal tuvo lugar durante el período árabe, entre los siglos IX y X, ante la necesidad, ya no sólo por su situación vital, sino también para el transporte de la explotación de fuentes de riqueza de Creta para comercializar con los estados islámicos.
Tras la anexión de la isla al Imperio Bizantino en el 961 d.C., la ciudad fue adquiriendo gradualmente gran prosperidad y, en consecuencia, su puerto fue mejorada y fortificado. En 1204 Creta cayó en manos venecianas, convirtiendo su puerto en el único de Grecia dedicado al comercio de exportación a gran escala, principalmente aceite de oliva, vino, miel, sal, etc.… Pero desde el principio los venecianos tuvieron que dragar constantemente el puerto, ya que se llenaba de sedimentos de manera habitual.
En el siglo XVII el puerto adquirió su forma definitiva, pudiendo albergar cincuenta galeras. En el período turco, entre los siglos XVII y XIX, se llevaron a cabo muy pocas modificaciones. En el siglo XX tuvieron lugar las intervenciones más destructivas del puerto que pretendían convertir a Heraklion y a su puerto en un espacio más moderno que diera cabida a más espacio para el automóvil para lo cual, desgraciadamente, se demolieron gran parte de las instalaciones del puerto histórico. Se primó, en definitiva, por el desarrollo y la funcionalidad en detrimento de la belleza e historia de la ciudad.
Por ello, actualmente lo más destacable es la fortaleza veneciana de Koules, construida entre los años 1523-1540, para dominar la entrada al puerto. Aquellos la llamaron Rocca al Mare, pero actualmente se le conoce por la corrupción de su nombre turco, Su Kulesi (Torre del Agua). Se desconoce los orígenes precisos de la construcción primigenia, aunque probablemente la primera fortaleza se construyó durante el período árabe (siglos IX – X), también existen indicios de una torre levantada durante la etapa bizantina (siglos X – XIII) llamada Castellum Comunis.
A mediados del siglo XIV la pólvora hizo su aparición en Europa, cambiando radicalmente la ciencia militar y bélica, por lo que la torre bizantina quedó anticuada y muy vulnerable a los ataques. Así, a mediados del siglo XV, los venecianos idearon un ambicioso programa para fortificar no sólo el puerto, sino también toda la ciudad. La torre bizantina fue demolida en el año 1523 y reemplazada por la fortaleza que vemos hoy en día. Los muros exteriores cuentan con casi nueve metros de espesor, mientras que los interiores tienen hasta 3 metros de grosor. El mar fue dañando los cimientos, por lo que periódicamente se realizaban reparaciones, además el castillo, al ser construido en un período transitorio arquitectónico, posee muchos puntos débiles.
El edificio contaba con varias puertas de acceso, situándose la entrada principal en el lado oeste. En los muros se colocaron varias placas, inscripciones y escudos de armas tallados, entre ellos destacan tres relieves de mármol del león alado de san Marcos, símbolo inequívoco veneciano, situados en cada entrada. De ellos se conservan actualmente sólo dos, en cuya superficie podemos apreciar la constante erosión ocasionada por la brisa marina. El interior de la fortaleza cuenta con dos plantas divididas en 26 habitaciones, en las cuales, según las leyendas locales, los rebeldes cretenses fueron cruelmente torturados. El complejo defensivo también tenía su propio molino, horno y capilla. Durante el período turco no se realizaron modificaciones importantes en el edificio, exceptuando la adición de almenas donde alojar sus troneras y sus mosqueteros.
Frente a esta fortaleza los turcos construyeron otra más pequeña que, desgraciadamente, fue demolida junto con parte de los astilleros venecianos en 1936, durante la comentada modernización de la ciudad. Aún así, actualmente podemos ver desde la fortaleza unos pocos tramos de bóvedas de los antiguos Arsenales Venecianos del siglo XVI (de diecinueve astilleros que originalmente había) que se salvaron de aquella demolición, aunque hay que señalar que no se encuentran completos puesto que se destruyeron una sección para dejar espacio para la carretera que discurre por la costa. En su interior se construían y se reparaban las galeras venecianas, para tener garantías de que los buques de guerra y mercantes estuvieran siempre en buenas condiciones y listos para navegar de forma rápida y segura de puerto a puerto.
Al oeste del puerto y dejando éste a nuestra espalda, aproximadamente en el centro de la muralla costera, encontramos los restos del monasterio de san Pedro y san Pablo. Fue construido en el siglo XVI por los dominicos venecianos. Constaba de un largo pasillo cubierto por un techo a dos aguas que desembocaba en un santuario protegido por dos bóvedas. En el muro norte y sur existen ventanas de diferentes tipos que fueron abiertas durante el período turco o incluso antes. A continuación, hacia el lado sur, se levantan unas capillas. El edificio fue destruido parcialmente durante la ocupación turca quienes lo convirtieron en la mezquita del sultán Ibrahim, levantando, en la esquina suroeste, un minarete. Los restos que vemos actualmente son el resultado de la reconstrucción llevadas a cabo por las autoridades de Heraklion.
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