Las inmediaciones del Alcázar es una sencilla y bonita zona arbolada que le precede, se trata, en definitiva, del espacio físico de unión entra la ciudad y el Alcázar. Aquí se encontraba la anterior Catedral, además de ser el espacio donde se protagonizó acontecimientos cruciales, por poner dos ejemplos la guerra de las Comunidades o los ensayos previos al primer vuelo en globo. Además, en su subsuelo se han encontrado el canal principal del Acueducto, un desarenador del siglo XVI y restos de la cimentación de la comentada catedral y de otras edificaciones como el palacio episcopal construido por Arias Dávila.
En un lado de la plaza, al este del Alcázar, se sitúa la llamada Casa de la Química, edificio que constituye el mayor exponente de la arquitectura neoclásica en Segovia, atribuida a Sabatini. Se creó como laboratorio del Real Colegio de Artillería, pero además, aquí ejerció como director y profesor el célebre científico francés Luois Proust, formulando entre sus paredes su “Ley de las proporciones definidas”. Frente a su fachada se sitúa un monumento que le conmemora. Pero antes de visitar el interior del emblemático Alcázar, es muy recomendado ver las marullas de la ciudad desde un costado de la plaza, situado a la izquierda de la Casa de la Química.
Desde aquí obtenemos una panorámica muy completa del lienzo de las murallas de Segovia, las cuales tienen una remota antigüedad, aunque las que vemos hoy en día fueron reedificadas entre los siglos XI y XII. Su altura es de 9,5 metros y posee un espesor de 3 metros, teniendo una longitud de más de 3.000 metros. En la antigüedad la muralla contaba con 86 torres de defensa y cuatro puertas principales.
Volvemos la mirada de nuevo hacia el corazón de la Plaza Reina Victoria Eugenia, donde encontramos, imponente, el monumento al Dos de Mayo, cuya primera piedra fue colocada el 6 de mayo de 1908 e inaugurado, en presencia del rey Alfonso XIII junto con el presidente del Gobierno, José Canalejas, el 15 de julio de 1910. El monumento conmemora la resistencia del pueblo de Madrid ante la invasión francesa aquel día de 1808. Esta obra del escultor Aniceto Marinas fue instalado junto al Colegio de Artillería donde se formaron Daoíz y Velarde, dos de los principales protagonistas de aquel acontecimiento.
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