SEGOVIA

UN PASEO POR ESTA CALLE MONUMENTAL


En esta calle encontramos bonitos ejemplos de la arquitectura civil y militar segoviana, así si ponemos rumbo en dirección al acueducto, lo primero que encontraremos en nuestro paso es el palacio de la Floresta de Trifontane, construido durante el siglo XVI. Cuenta con un patio con cinco columnas de granito que datan de 1620, además de pinturas del siglo XIX, muebles de época, etc.… Actualmente el palacio es un hotel para estudiantes además de contener un restaurante. En la misma acera, al lado mismo del anterior, se encuentra el palacio de Uceda-Peralta, edificado en el siglo XVI, también contiene un patio porticado en sus cuatro lados. Actualmente es sede de la Diputación Provincial de Segovia.

Enseguida llegamos a la plaza de Conde Cheste, alrededor de la cual se encuentran bellas muestras de la arquitectura civil como el palacio del Conde Cheste, el palacio de Quintanar, la casa de los marqueses de Lozoya y la casa de las Cadenas. El palacio del Conde Cheste fue levantado en el siglo XV, pero su heráldica es del XVII, al igual que sus rejas. Originalmente el edificio perteneció al regidor Juan de Contreras, cuyo escudo de armas podemos verlo sobre el dintel de la puerta. En el siglo XIX fue comprado por ministro de marina de la época, el conde de Cheste, de quien toma el nombre actual. Actualmente es sede del Colegio de Madres Concepcionistas.

Por su parte el edificio renacentista del palacio de Quintanar fue construido en el siglo XVI, aunque remodelada en el XVIII. Su estructura responde al de una casa señorial segoviana de entre los siglos XV y XVI, en la que las dependencias giran en torno a un patio central. En la parte trasera posee un jardín que casi linda con la iglesia de san Sebastián, ya que se trata de terreno del antigua cementerio de esta parroquia. A lo largo de los años, el edificio ha pertenecido a diferentes familias que se fueron emparentando como así lo demuestran los blasones situados en las columnas del patio. Desde su restauración en el año 2011 (momento en que se descubrieron unas pinturas murales de estilo Adams del siglo XVIII, muy poco habituales en la península) acoge un centro multidisciplinar de la Junta de Castilla y León.

La casa del Mayorazgo de los Cáceres o de los marqueses de Lozoya fue levantada en el siglo XII con un claro corte defensivo, puesto que ayudaba e la defensa de la desaparecida Puerta de san Juan de las murallas de la ciudad. Constituye un notable ejemplo del románico civil, aunque su patio fue construido en el siglo XVI en estilo gótico. El edificio fue restaurado durante el primer tercio del siglo XX, momento en que se colocaron en las paredes de sus salones una colección de papel pintado de la Real Fábrica de la Moncloa, el cual producía artículos de porcelana y cerámica destinados al uso real.

De carácter defensivo es también la vecina casa de las Cadenas, la cual se cree que fue construida entre los siglos XII y XV, si bien algunas zonas del edificio, como el torreón circular y los muros almenados sí se construyeron durante el siglo XIII. A lo largo de su historia ha pasado por varios obras y reformas hasta llegar a tener el aspecto que vemos hoy en día en el que se mezclan diferentes estilos. En su interior se levanta una torre cuadrada construida seguramente durante el siglo XV, además las dependencias se disponen alrededor de un patio central porticado y en cuya parte sur se abre el antiguo tiro de escalera. Actualmente es de uso residencial y por tanto una propiedad privada.

La calle desemboca en la cuesta de san Juan, una rampa que se dirige hacia el acueducto. Aquí, en uno de los muros que protege a los viandantes de la caída al vacío, se colocó en enero de 2019 una estatua de un diablo haciéndose un selfi, obra del escultor José Antonio Abella (no exenta de polémica por algunos sectores religiosos de la sociedad), que hace alusión a la leyenda que dice que el acueducto fue en verdad construido por ese ser maligno tras perder una apuesta con una moza. Desde este punto, vemos una bella estampa del acueducto, sobre todo de noche en que deslumbra aún más gracias a la iluminación que destaca ese aire de leyenda y misterio que lo envuelve.

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