Esta bonita calle toma el nombre, al contrario de lo que muchos piensan que hace honor al literario Tenorio, de un político rondeño que fue diputado provincial llamado Joaquín Tenorio Vega. Anteriormente se llamaba Pedro Zurga, escribano del rey y, si ahondamos más hacia atrás en el tiempo, veremos que ésta y todas las calles de Ronda hasta el siglo XVIII no tenían nombre, sino que se les llamaba por oficios o motes que los ciudadanos ponían.
En esta calle encontramos edificios interesantes, ya que en ella habitaron familias adineradas. De esta forma la primera edificación importante que encontramos es la Casa de los Condes de Montelirio, actual hotel, datada de entre los siglos XVI y XVII, presentando una clásica fachada austera en piedra de cantería rondeña y arco decorado de medio punto. En su interior conserva algunos restos de época nazarí como son la Alberca y el Baño Turco. De especial interés son las vistas que se obtienen del Tajo y el Puente Nuevo desde sus terrazas.
La Casa de San Juan Bosco es un palacete modernista de principios del siglo XX. Esta casa perteneció a la familia de los Granadinos quienes lo cedieron a la Congregación Salesiana para ser lugar de reposo para sacerdotes ancianos y enfermos. De su interior destaca su patio de evocación nazarí con una bella panorámica sobre la serranía, su colección de cerámica regional, sus tapices del siglo XIX y su mobiliario de madera de nogal.
Antes de seguir adelante, merece la pena desdoblarse un poquito y subir por la calle San Juan de Letrán para visitar la iglesia Virgen de la Paz, situada en la plaza del beato Diego José de Cádiz. La iglesia tiene su origen en una ermita construida a mediados del silgo XVI. El edificio actual presenta una sola nava cubierta por una armadura mudéjar que fue ocultada por una bóveda barroca en una reforma del siglo XVIII. Exteriormente la fachada, del siglo XVI, posee unos esgrafiados del siglo XVIII que han sido restaurados recientemente.
Volvemos sobre nuestros pasos para continuar el paseo por la calle Tenorio. Vamos viendo cómo poco a poco la calle se va haciendo algo más estrecha y, a la vez, comenzamos a admirar numerosos portales pertenecientes a mansiones y palacetes. Nos llamó la atención uno, situado en el número 29, en el que se puede ver un sol y una luna, pero esto sólo es una muestra de los muchos rincones que guarda esta calle en particular y Ronda en general.
Esta calle desemboca en la plaza María Auxiliadora, más conocida por los rondeños como plaza del Campillo. Alrededor de ella se encuentran diferentes edificios como el antiguo colegio de Santa Teresa, actual conservatorio de música, o la casa de los Martos situada en la cornisa del Tajo. En el centro de la plaza encontramos una escultura de Don Bosco que conmemora el centenario salesiano en 2001, rodeado por pinsapos y abetos endémicos de la Serranía de Ronda.
Es muy recomendable la panorámica que se obtiene desde los miradores de la plaza, en los que vemos, además del tajo y las montañas del macizo de Libar, los molinos de la harina (abandonados tras un terremoto en 1917), los restos de las murallas medievales y la Puerta de los Molinos o el Arco del Cristo (llamado así por una capilla incrustada a su derecha). Ésta era una de las dos puertas de la antigua muralla de la alcazaba que permitía la entrada a la medina por la zona este. Es posible bajar hasta aquí tomando un camino empedrado que parte de la plaza María Auxiliadora, camino conocido como "cuesta del Cachondeo" debido a su trazado en zigzag. Una vez abajo se obtienen unas maravillosas vistas del Puente Nuevo.
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