Este pequeño puerto veneciano tiene su origen en el siglo XIII, cuando los venecianos levantaron un dique para hacer frente a las olas del mar de Creta, que aún hoy en día sigue ejerciendo sus funciones gracias a su excelente estado de conservación a pesar del devenir de los siglos. Actualmente también se ha construido un rompeolas mayor fuera de este recinto para que puedan atracar los buques, con dirección o destino a El Pireo y Santorini, en el nuevo puerto de la ciudad.
A lo largo del muelle vemos numerosas tabernas que ofertan diferentes platos de pescados y cafeterías pintorescas. Este puerto, como en Haniá, está muy ambientado, aunque comer en alguno de sus establecimientos supone rascarse más de la cuenta el bolsillo, con lo que la recomendación para comer es clara, id más al interior a no ser que podáis o simplemente os apetezca, al fin y al cabo, no todos los días se está en Grecia. El puerto, en resumen, es mucho más pequeño que el de Haniá, aunque lleno de encanto.
Esos comercios se encuentran en los bajos de los encantadores edificios que se distribuyen alrededor del puerto, se tratan de casas venecianas con adiciones turcas posteriores, que conforman un conjunto muy pintoresco.
Antaño el puerto estaba lleno de galeras venecianas y buques turcos, hoy en día las dársenas están ocupadas por embarcaciones de pescadores y barcos que realizan excursiones turísticas a las playas cercanas. Algunos de ellos parecen viejos navíos de madera en consonancia con la atmósfera nostálgica del puerto veneciano. Incluso la estampa es diferente según la estación del año: en verano se llena de vida y en invierno gran parte de los comercios permanecen cerrados debido a la falta de turistas.
Al final del muelle se encuentra el imponente faro que, a pesar de lo que pudiera parecer, no es veneciano sino egipcio. Y es que los turcos entregaron Creta a Mehmet Ali y a los egipcios, y éstos reconstruyeron el faro en la década de 1830, probablemente sobre un antiguo faro turco del siglo XVII. Después en 1840, Gran Bretaña obligó a Egipto a devolver Creta a los turcos. En 1864 el faro quedó bajo la supervisión de la Compañía de Faros Francesa, aunque actualmente no funciona.
Esta torre de piedra cuenta con elementos ornamentales que recuerdan a un minarete. Por otro lado, posee un plano focal de 49 metros y una altura de 9 metros y es, en su género, el segundo faro más alto de Creta, después de el de Chaniá. Desde este lado obtendrás magníficas fotos del resto del puerto y viceversa si disparas desde el otro lado hacia el faro.
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